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El nuevo secretario del Tesoro disfrutó de préstamos privilegiados

Enric González

El proceso de ratificación de John Snow como nuevo secretario del Tesoro puede ser agitado, pese a la mayoría republicana en el Senado. Snow, que el lunes fue presentado por el presidente George W. Bush como sustituto de Paul O'Neill, tiene un pasado empresarial mucho menos exitoso que el de su antecesor y, pese a sus campañas públicas a favor de la honradez y transparencia corporativas, ha incurrido en algunas de las prácticas que han llevado al descrédito a los ejecutivos estadounidenses. La Casa Blanca se encontraba ayer a la defensiva, tratando de justificar como "legales" las operaciones bursátiles e inmobiliarias del secretario del Tesoro elegido por Bush.

Como presidente de CSX, una compañía de transporte de mercancías por ferrocarril, John Snow se autoconcedió en 1996 un préstamo de 24,5 millones de dólares para adquirir un paquete de acciones de la empresa valorado en 32,3 millones. Las acciones de CSX perdieron valor en los años siguientes y en 2000 el Consejo de Administración decidió perdonar los préstamos concedidos a Snow y a otros altos ejecutivos.

Los préstamos de las empresas a sus directivos fueron prohibidos hace unos meses dentro de la legislación aprobada para evitar que se reprodujeran escándalos como los de Enron y WorldCom. "En ese momento, los préstamos de ese tipo eran legales, y los accionistas fueron informados de forma apropiada", explicó un portavoz de la Casa Blanca. "Ése fue un asunto muy feo y, en cualquier caso, tiene todo el aspecto de ser un premio al fracaso, porque las acciones de CSX habían bajado a causa de la gestión de Snow", comentó por su parte William Patterson, especialista en inversiones del sindicato AFL-CIO.

Otro pasaje muy polémico de la gestión de Snow al frente de CSX ocurrió el verano pasado. El 8 de agosto, el nuevo secretario del Tesoro vendió 120.000 acciones de la compañía a 35 dólares la unidad, dos semanas después de anunciar que CSX obtendría grandes beneficios, ya que las temperaturas eran inusualmente altas y que las centrales eléctricas pedían grandes cantidades de carbón, transportado por ferrocarril.

Esa información hizo repuntar el precio de las acciones. Tres semanas después, sin embargo, la compañía anunció lo contrario: que la demanda de carbón era muy baja. El precio de las acciones de CSX bajó a 29 dólares.

Dependencia del Gobierno

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John Snow y otro directivo de CSX también compraron grandes fincas pertenecientes a la compañía, obteniendo beneficios inmediatos. Y en su contrato figuraba una cláusula, según informó el diario The Washington Post, por la que Snow debía percibir una suma no determinada, estimada en varios millones de dólares, si dejaba la dirección de CSX para ingresar en la administración. CSX es una sociedad muy dependiente de las regulaciones y contratas del Gobierno.

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