Benaissa dice que la ruptura con España ha durado demasiado
La crisis con España "ha durado demasiado". La frase, pronunciada por Mohamed Benaissa, el ministro marroquí de Asuntos Exteriores, en una entrevista publicada ayer, da a entender que Rabat está dispuesto a darla por cerrada.
La oportunidad la tendrá hoy cuando Benaissa se reuna en Madrid con su homóloga española, Ana Palacio, para tratar de superar la crisis bilateral que empezó, hace 19 meses, tras el fracaso de la negociación pesquera, y que el rey Mohamed VI agravó hace 13 meses, llamando a consultas a su embajador en España.
"Queremos examinar todas las cuestiones pendientes con nuestros amigos españoles sin ninguna condición previa", añade Benaissa en declaraciones al diario Aujourd'hui le Maroc. Entre esas cuestiones figuran, por supuesto, Ceuta y Melilla pero, señala, "hay temas urgentes que aclarar" como "la emigración clandestina, las aguas territoriales, los derechos de la comunidad marroquí que vive en territorio español y, por supuesto, el asunto del Sáhara marroquí".
"Está en el interés de ambos países que España vuelva sobre este punto [el Sáhara] a una posición justa, conforme a la realidad sobre el terreno y al nuevo enfoque de la ONU", insiste. El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas deberá pronunciarse en enero sobre este contencioso cuando España haya ya ocupado un puesto de miembro no permanente.
Benaissa hizo estas declaraciones conciliadoras a Aujourd'hui le Maroc y a Al Ittihad al Ichtiraki, el órgano de los socialistas marroquíes, justo después de que Rabat ofreciese su ayuda al Gobierno español para hacer frente a la catástrofe ecológica que asola Galicia y el litoral cantábrico.
Rebelión diplomática
En vísperas de la cita de Madrid se ha producido une pequeña rebelión en el Ministerio de Exteriores marroquí. Un grupo de diplomáticos indóciles, varios de ellos cercanos al anterior ministro, Abdelatif Filali, ha elaborado un libro blanco muy crítico con la gestión llevada a cabo por Benaissa.
El documento sin firma, publicado el pasado fin de semana por el semanario Le Journal, recalca que Benaissa no conoce los temas que se trae entre manos. Lo sucedido en julio en el islote de Perejil pone de relieve, según el libro blanco, el fracaso y el aislamiento de la diplomacia marroquí.
En agosto, el rey Mohamed VI reprobó en dos ocasiones el funcionamiento del servicio exterior marroquí. Se daba entonces por seguro que Benaissa, un ministro designado directamente por el rey, no seguiría en el Gobierno tras las elecciones de septiembre. Curiosamente, el soberano lo mantuvo en su cargo.
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