Pautas para gestionar la diversidad de alumnos
Un proyecto europeo persigue establecer claves para tratar la interculturalidad en toda la UE
La diversidad en las aulas es, de todas las dificultades, quizá la mayor que encuentran maestros y profesores en su trabajo diario. Cómo organizar una clase en la que hay niños de diferentes culturas, edades, capacidades físicas e intelectuales no es tarea sencilla. En solucionar este extremo se afanan pedagogos de todo el mundo que ensayan experiencias aisladas de irregulares resultados. Un nuevo proyecto europeo que comparten tres universidades - las de Sevilla, Lieja (Bélgica) y Siena (Italia)- trata ahora de encontrar claves que puedan servir de referencia a todos los docentes de los países europeos que tengan que afrontar este tipo de situaciones.
Financiado por la UE a través del programa Sócrates Comenius, el proyecto pretende orientar a los futuros maestros sobre este asunto mediante unas clases prácticas y teóricas. Para ello se cuenta con expertos universitarios y especialistas de varias ONG; estas últimas han sido las promotoras de la experiencia.
"La secundaria es la etapa donde estallan la mayoría de los conflictos racistas"
El trabajo comenzó hace dos años. Entonces se hicieron encuestas en las universidades para ir perfilando con detalle el problema y recopilar experiencias previas. La parte práctica ya ha comenzado. La Universidad de Sevilla ha sumado 50 horas al Curso de Aptitud Pedagógica (CAP), obligatorio para los licenciados que quieren dedicarse a la enseñanza. "En ese tiempo añadido a la formación inicial de los docentes reciben una formación teórica y práctica. Hemos sacado 15 plazas a las que se han apuntado los alumnos del CAP voluntariamente; los hay de las tres especialidades, matemáticas, lengua y geografía e historia", señala Luis Martín, responsable del curso en el Instituto de Ciencias de la Educación de la Universidad de Sevilla.
En los otros dos centros europeos se ha optado por impartir este curso a los maestros de primaria. "En Sevilla lo hacemos para profesores porque todas las investigaciones en España apuntan a la secundaria como la etapa donde estallan en su mayoría los conflictos racistas", explica Emilio Lucio, responsable del proyecto en la Universidad Hispalense.
Está previsto además que participen en este curso seis estudiantes de quinto de Psicopedagogía, licenciados que no necesitan hacer el CAP para dedicarse a la docencia. Son los profesionales que suelen dedicarse a orientadores escolares. "Pero esto no está cerrado todavía", puntualiza Lucio.
Tres institutos de la capital andaluza recibirán a estos alumnos del CAP para que pongan en práctica lo aprendido sobre el terreno, con niños, en el aula; el Instituto de secundaria Macarena, el Bellavista y el Miguel de Cervantes.
Las clases teóricas correrán a cargo de los expertos universitarios en multiculturalidad y del equipo de formación de la ONG Sevilla Acoge, que ya tiene experiencia en asuntos de integración y en oficiar de mediadores entre familias y escuelas.
A los futuros docentes se les presentarán experiencias concretas que se practican con éxito en institutos malagueños, de Madrid, en todos aquellos que llevan años recibiendo inmigrantes en sus aulas. El responsable de este programa en Sevilla Acoge, Manuel Vicente Sánchez, pone algunos ejemplos prácticos de problemas que surgen a menudo: "En la época de Ramadán un chico marroquí, por ejemplo, no llega a la clase de educación física con la misma energía porque está en ayunas, se cansa, no puede responder igual; pueden surgir las broncas, conflictos religiosos; hay que hacer entender a los profesores que hay muchos puntos de vista y que hay que acudir al diálogo para resolver estos conflictos. Los mediadores tienen una gran tarea que hacer ahí", explica.
Hay otros problemas que no se detectan tan fácilmente. "Los maestros tienden a pensar que un chico, por el hecho de ser ecuatoriano y hablar español les entiende perfectamente, y no siempre es así. No es lo mismo un aprendizaje en términos abstractos, más parecido al español, que pegado a la realidad, a lo cotidiano, a cosas concretas, que es como estudian en otros países", afirma Sánchez. Y aclara: "No queremos un trato diferenciador ni homogéneo, al que responden hasta los propios manuales escolares, se trata de integrar en la diversidad".
Y la diversidad, dice, no es sólo la inmigración, también están los gitanos, otras culturas, o las distintas capacidades que muestran los alumnos hacia el aprendizaje, tanto físicas como psíquicas. "Hasta los manuales escolares responden en muchas ocasiones a ese estereotipo de alumno, blanco, clase media", insiste Sánchez.
Con lo aprendido de esta experiencia se elaborará material pedagógico, quizá multimedia, quizá una publicación o puede que las dos cosas. Se decidirá a partir del verano de 2003 y antes, el programa habrá pasado una evaluación externa. "De lo que se trata es de tener un referente en Europa o, al menos, en los países que han participado, un modelo que puedan seguir los maestros en los colegios para tratar con más éxito la multiculturalidad", explica Emilio Lucio.
"La escuela que se formó en las primeras décadas de este siglo está en crisis; la población inmigrantes sólo hace patente esa crisis, la acelera, sobre todo porque hay colegios en los que el 80% son ya chicos llegados de otros países. Pero los jóvenes ya no son los mismos y los maestros tampoco", dice Sánchez. Este curso, aparte de tratar los conflictos derivados de la convivencia entre distintas culturas, analiza todo aquello que surja de la diversidad en general, como la relacionada los recursos económicos y culturales del alumno. Lo que no ha cambiado es que "desde hace siglos hay multiculturalidad en las aulas, aunque no se haya tratado nunca", añade Sánchez.
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