Del himno nacional a la música de Los Simpsons
Batu Baslar es un recién llegado a las aulas. Este profesor novel se enfrenta a su primer año de docencia en un instituto de la provincia de Sevilla. Imparte clases de música y tiene a su cargo a chicos de 2º de ESO. Los conocimientos musicales de sus alumnos son bien diversos. Algunos tienen formación de conservatorio y otros no pasan del equipo de música casero. Con este panorama, a Batu Baslar se le presenta el primero de los muchos escollos que tendrá que salvar durante su carrera docente. El plan de estudios oficial pretende que cada alumno aprenda a interpretar con un instrumento musical el himno nacional. Batu Baslar se da cuenta pronto de que algo falla. Los alumnos más aventajados se aburren con el ritmo lento que deben seguir los demás. Los que no tienen formación musical tampoco muestran demasiado interés por el himno de España y están cohibidos por la destreza de sus compañeros.
Ahí está el reto para Batu Baslar. ¿Cómo conseguir motivar y sacar adelante a alumnos tan dispares? La estrategia: el profesor pregunta por la canción que más les gustaría interpretar y la respuesta es unánime: la canción de Los Simpsons. Días después los avances son notables y el desorden y la falta de motivación que muestran los alumnos torna en inquietud por seguir mejorando.
La experiencia de Batu Baslar es uno de los muchos casos prácticos que aprenden los alumnos del curso sobre multiculturalidad que se imparte en virtud de un programa europeo. Casos reales con los que se pretende facilitar a estos futuros docentes su labor en las aulas donde la diversidad del alumnado supone un gran obstáculo para los profesores noveles. "Ha habido muchos cambios desde que yo estudiaba en el instituto. No tiene nada que ver la visión que yo tenía como alumna con la que hoy tengo como futura profesora", explica María Jesús Campos, una jerezana de 25 años que iniciará la parte práctica del Curso de Aptitud Pedagógica (CAP) en el instituto Bellavista de Sevilla. "Nos están formando en la diversidad que encontraremos en las aulas. Nos enseñan a enseñar a los niños", explica esta licenciada en Historia del Arte, a la que su tutora en el centro le hizo una jugarreta y le dejó sola ante una clase. "Fue mi primera vez y resultó un desastre", afirma entre risas.
"Ahora nos orientan sobre los recursos que podemos emplear y nos enseñan que existen otras formas de dar una clase que no sean las convencionales", añade Francisco Gutiérrez, licenciado en Matemáticas y compañero de María Jesús en el CAP y en el instituto. "Nos enseñan a que desarrollemos un papel más de tutor-educador que de profesor al uso, puesto que vamos a tratar con niños que presentan una dificultad añadida derivada de su origen o de sus características específicas".
Los dos futuros docentes muestran una sincera preocupación por si, llegado el caso, sabrán solucionar los conflictos que la diversidad de la clase pueda ocasionar.
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