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Entrevista:José Folgado | Secretario de Estado de Energía, Desarrollo Industrial y Pymes

"Con las tarifas eléctricas hacemos encaje de bolillos"

El Gobierno aprobará en los próximos días las nuevas tarifas eléctricas, que garantizan a las compañías subidas durante la próxima década, aunque por debajo del IPC

José Folgado (Morales del Rey, Zamora, 1944), secretario de Estado de Energía, está convencido de haber dado con la fórmula que, en los próximos años, garantizará precios bajos de la luz para los usuarios, beneficios razonables para las empresas energéticas y alivio al IPC. Un "encaje de bolillos", según reconoce, que culminará en los próximos días con la aprobación de las nuevas tarifas eléctricas -subirán un máximo del 2% al menos hasta 2010- y de las normas que permitirán a todos los usuarios elegir suministrador desde el próximo 1 de enero. Convencido de que España se encuentra entre los pioneros de la liberalización energética en el mundo, alaba la eficiencia de las empresas eléctricas españolas.

"En torno al futuro de la energía nuclear, no me voy a pronunciar en estos momentos"
"No comparto la idea de que las empresas abandonaron el negocio eléctrico nacional"

P. El Gobierno ha aprobado, y es la primera vez que eso se hace, subidas de las tarifas eléctricas durante ocho años. Es un periodo muy amplio. ¿Qué razones justifican esa subida?

R. Sí, es la primera vez que eso se hace. Se ha tomado esa decisión porque hay factores que obligaban a asumir ese periodo temporal. En 2010 concluye la retribución de los costes de transición a la competencia (CTC) [cerca de dos billones pactados con las empresas], hay consideraciones importantes en cuanto a la moratoria nuclear y hay que ligarlo también a las cuantiosas inversiones ligadas a la planificación energética. Todo ello obligaba a considerar dos aspectos: que la evolución de las tarifas contribuya a la estabilidad macroeconómica y satisfacer de un modo razonable el enorme proceso inversor que se está llevando a cabo. La metodología de tarifas propuesta implica un alisamiento en la evolución de las tarifas para que no tuvieran una evolución convulsiva.

P. Cuando comenzó la liberalización, en 1996, se dijo que habría tarifas más baratas y más competencia. Desde el Gobierno incluso se llegó a fijar en 2000 bajadas de "hasta el 9%" en tres años que no se producirán. Ahora las tarifas subirán durante una década. ¿No contradice todo lo que dijo el Gobierno?

R. En 2000, en efecto, se decidió que las tarifas podrían bajar "hasta el 9%". En términos nominales han bajado una cifra inferior. En términos reales han bajado ese 9%. Pero lo que ha sucedido es que ha habido un fuerte aumento de la demanda, ligado a tener que incorporar mayores costes de generación, con fuel, con energías renovables... al mismo tiempo que ha habido sequía. Con esta metodología, en 2010 tendremos unas tarifas domésticas que serán todavía inferiores a las que había en 1995, 15 años atrás. Van a crecer por debajo del IPC. ¿Qué producto de la cesta de la compra va a tener una evolución para todo este periodo claramente por debajo del IPC?

P. Este año las tarifas suben y nadie habla de apagones como el año pasado. Hay materia para ser mal pensado.

R. No hay relación. Las empresas aspiraban a algo que tiene lógica. Han invertido con intensidad tanto en generación nueva como en distribución. De hecho, este año entran 2.800 megawatios nuevos de potencia cuando en el periodo de 1990 a 1996 hubo 1.700 megawatios nuevos. Eso no se produce si no se invierte en los últimos cuatro años. No es un tema de ahora, se ha programado e invertido desde 1998, cuando la demanda crecía al 6%.

P. Entonces no comparte la idea de que las eléctricas se preocuparon más de diversificar e invertir en el exterior que de hacer frente al aumento de la demanda en España. ¿El Gobierno no está ayudando a salir del pozo a las empresas cargando la suerte sobre los usuarios?

R. No puedo compartir esa idea. Las empresas nacionales son muy eficientes. Las tarifas han bajado en los últimos seis años un 18% en términos nominales y han tenido que realizar importantes ajustes. Han practicado una política de inversiones en Hispanoamérica, como empresas de otros sectores, dentro de una estrategia que han compartido todos los ciudadanos, de tener mayor presencia en el marco internacional. Lo que no ha habido nunca ha sido una dejación del negocio eléctrico nacional. Ahí están las centrales de ciclo combinado que están entrando en funcionamiento y que cuestan cada una 360 millones de euros. No es verdad que hayan olvidado el negocio eléctrico nacional aun en un contexto de bajada histórica de tarifas, que según Eurostat son de las más bajas de Europa.

P. Usted alaba el comportamiento de las empresas, su estrategia inversora y las decisiones adoptadas por el Gobierno. Pero resulta que las empresas están vendiendo hasta la camisa para sanear sus balances. Dan sensación de debilidad. ¿Temen que los grandes grupos europeos engullan a las compañías españolas?

R. Creo que no. Creo que las empresas están llevando a cabo una política muy inteligente en su negocio central, el eléctrico nacional, y desprendiéndose de aquellos activos que no están directamente en el centro de su actividad. Por ejemplo, las desinversiones en la red de transporte de electricidad o en inmuebles. Desde el punto de vista de estrategia empresarial están concentrando inversiones en el negocio eléctrico, lo que es deseable. Están mucho mejor que otras empresas europeas.

P. En 2007, el porcentaje destinado al pago de la moratoria nuclear de los años ochenta, debería desaparecer. Con las nuevas tarifas, el 3,5% que pagamos todos en el recibo se mantiene, al menos hasta 2010. ¿Temen ustedes reclamaciones y problemas jurídicos?.

R. No, no habrá problemas. Los ciudadanos deben saber que desde 1983 están pagando 1,5 billones de pesetas por centrales nucleares que se construyeron y que no entraron en funcionamiento, como Lemóniz y Valdecaballeros. Un gasto enorme no productivo. En la ley, la moratoria concluye en 2020, aunque por la bajada de tipos de interés, previsiblemente, concluirían en 2007. Año a año, para satisfacer costes de producción, las tarifas tendrían que subir mucho más de lo previsto y luego bajar en el año 2007 y 2008. Esto es malo para la estabilidad macroeconómica. Y eso nos lleva a alisar la evolución de las tarifas. Por consiguiente, a partir de 2007 desaparece ese concepto (moratoria), pero tendrá que retribuir las inversiones y los costes del conjunto del sistema en el conjunto del periodo. En caso contrario, las tarifas tendrían que realizar saltos no deseados.

P. ¿Se ha sentido usted muy presionado por el sector?

R. No. Hemos tenido unos diálogos muy profesionales. Se ha hecho un encaje de equilibrio, de horizonte plurianual, de evolución razonable de las tarifas, que permite a las empresas mantener su competitividad, favorece la evolución para los consumidores y las inversioens.

P. Más que un encaje de equilibrios es un encaje de bolillos.

R. Sí. Ha sido un ejercicio muy duro en los últimos meses. Pero lleno de sentido común. Y lo han entendido.

P. No tanto, porque piden mayores subidas y aseguran que el nuevo modelo tendrá que ser revisado

R. Sólo hay un punto en el que las empresas hacen mayor énfasis. Y es que nosotros hemos fijado una tarifa media de referencia con un tope, el 2%, que no podrá ser superado. Plantean, con sentido, ¿y si hay unas desviaciones muy superiores en variables que ahora no conocemos y que hacen que los costes vayan por encima? Nosotros lo que decimos es que ya se contempla en la ley que, si hay decisiones normativas del Parlamento que implican mayores costes, eso tendrá que ser incorporado. O si se producen situaciones extraordinarias, la propia Constitución contempla que se tengan en cuenta.

P. Entonces, el tema de precios no está cerrado

R. Tienen que ser situaciones excepcionales de las que contempla la Constitución, de extremada y urgente necesidad. Existe el límite de subida del 2% y se va a mantener. Sólo cambiará si se produce una decisión del Parlamento soberano.

P. Haga balance de la liberalización. En qué momento estamos cuando el 1 de enero todos vamos a poder elegir compañía.

R. Del total del consumo de energía, el 30% va al mercado. Representa el 56% sobre el total de energía de alta tensión. El número de clientes en el mercado son 23.438 sobre un total de 69.500 de alta tensión. Un 33%. Es una evolución razonable. La previsión no se puede saber. En el consumidor doméstico es una cuestión de tiempo. Acudirán más al mercado las pymes. Todos los consumidores se van a beneficiar del modelo de liberalización, porque la posibilidad de cambiar de proveedor, en sí mismo, genera eficiencia.

P. ¿No prevén cambios en masa de los usuarios?

R. En la práctica pensamos que será un proceso paulatino.

P. En el apartado de los contadores hay un poco de confusión. ¿Quien quiera cambiar de compañía tendrá que cambiar de aparato?

R. No se obliga a cambiar de contador. Las pymes sí podrán optar entre contadores por periodo o por tramos horarios para recibir ofertas que les favorezcan.

P. Su ministerio ha concluido que hay indicios de que las empresas cometieron abuso de posición dominante el pasado año.

R. Nosotros no vamos a prejuzgar. El Tribunal de Defensa de la Competencia dictaminará. Lo que importa es que el consumidor sepa que no está despojado de instrumentos que lo defiendan. Creemos que el mercado está funcionando.

P. Arriesgue un poco, señor Folgado. ¿Coincide con la comisaria europea Loyola de Palacio en que habrá que reactivar la energía nuclear?

R. No me voy a pronunciar.

José Folgado, durante la entrevista.
José Folgado, durante la entrevista.RICARDO GUTIÉRREZ

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