La Cámara de Representantes de Bélgica acepta desmantelar las centrales nucleares antes de 2025
La Cámara de Representantes federal belga abrió ayer la vía para desmantelar las centrales nucleares nacionales de aquí a 2025. El proyecto de ley presentado por la coalición de centro-izquierda debe ser aún ratificado por el Senado, pero se da por descontado que pasará el trámite sin problemas. La potencia nuclear de Bélgica (10 millones de habitantes) es de 5.680 megavatios, tres veces más por habitante que España.
El Gobierno belga se ha comprometido a garantizar el aprovisionamiento energético, desarrollar energías alternativas, mantener su política de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero y gestionar los desechos radiactivos. "Salvo que se produzca un accidente político mayor", la adopción por el Senado federal en las próximas semanas "no planteará ningún problema", aseguró un portavoz del secretario de Estado de Energía, Olivier Deleuze, citado por la agencia France Presse.
El proyecto, que estaba en la agenda de objetivos prioritarios de la coalición arcoiris (liberales, socialistas y ecologistas) que gobierna Bélgica desde julio de 1999, establece que "las centrales nucleares serán desmanteladas una vez cumplan 40 años de existencia".
El desmantelamiento gradual de las siete centrales existentes comenzará a partir de febrero de 2015 y concluirá en 2025. La normativa establece que el Gobierno podrá adoptar medidas excepcionales si el suministro energético se ve amenazado, pero sin cuestionar el principio de dar el cerrojazo a las plantas atómicas.
El secretario de Estado de Energía aseguró ayer que la decisión no tendrá ningún impacto en la factura eléctrica, pese a que el 60% de la energía que produce Bélgica procede de sus centrales nucleares, gracias a la próxima liberalización del mercado europeo de la electricidad.
El desafío que supone el cierre nuclear se sustentará según el Gobierno belga en el desarrollo de tres medidas: un uso más racional de la energía, la producción combinada de calor y electricidad y, por último, el uso de gas y las turbinas de gas-vapor, que producen electricidad al mismo precio que las centrales nucleares.
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