Manipulación de las víctimas
El pasado miércoles, el presidente del Gobierno, a través del delegado del Gobierno para el País Vasco concedía honores a las víctimas del terrorismo de ETA, siguiendo lo estipulado por la Ley de Solidaridad con las Víctimas del Terrorismo, aprobada en su día con un amplio consenso parlamentario. El acto tuvo lugar en la Delegación del Gobierno en Vitoria y a él asistimos, no sin cierta cautela, aunque obligados por la solidaridad que nos merecen las víctimas del terrorismo, representantes de las distintas fuerzas políticas y miembros de diversas instituciones del Estado, además de las propias víctimas.
Allí se dieron cita la ministra de Asuntos Exteriores, el delegado del Gobierno, el diputado general de Álava, la presidenta de las Juntas de Álava, el alcalde de Vitoria, la ararteko, la responsable de la Dirección de Víctimas del Terrorismo del Gobierno vasco y Mayor Oreja, entre otras personalidades. Y lo que mediante este escrito pretendo denunciar es la manipulación ejercida en dicho acto por parte del PP, ya que en la concesión de las distinciones, uno de los participantes en la entrega fue precisamente Mayor Oreja, quien, por cierto, no ostenta ningún cargo institucional que le acredite para llevar a cabo dicha labor. Todo ello, con el visto bueno y el apoyo del delegado del Gobierno, Enrique Villar.
Flaco favor a la causa de las víctimas supone el hecho de no saber diferenciar lo que es un acto institucional de un acto de campaña electoral. Flaco favor, puesto que el dolor de las víctimas del terrorismo debería formar parte de la memoria colectiva compartida por la inmensa mayoría de la sociedad vasca, lejos de utilizarse de forma partidista y electoralista. En un día en el que sólo cabía respaldar a las víctimas del terrorismo desde las instituciones, ¿qué lógica tiene permitir que, en palabras del delegado del Gobierno, "el líder de la oposición", Jaime Mayor Oreja, ninguneara a representantes institucionales, distinguiendo a título personal a las víctimas del terrorismo? Más allá de tan desvergonzada actuación, se pretendió vender un mensaje subliminal: el PP está con las víctimas del terrorismo, sólo el PP.
Es justo y necesario denunciar esta actitud maliciosa y premeditada desarrollada en el solemne acto de solidaridad con las víctimas del terrorismo, ofendiendo en primer lugar a las propias víctimas, pero también a las distintas representaciones institucionales allí presentes, a las fuerzas políticas y, en definitiva, a la propia democracia. Por ello, desde el mayor de los respetos hacia las víctimas del terrorismo, y de manera muy especial a las que tuvieron que soportar tan lamentable espectáculo, desde Ezker Batua no podemos más que mostrar nuestro desencanto con la actitud del delegado del Gobierno para el País Vasco. La próxima vez, y muy a mi pesar por el respeto que me merecen todas las víctimas, lo pensaré mejor.
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