Schröder recupera la iniciativa y reprocha a la CDU que dañe la democracia de Alemania
El canciller advierte a la oposición de que se equivoca al acusarlo de "estafa electoral"
Gerhard Schröder trató ayer de resucitar. Tras varias semanas con el Gobierno de socialdemócratas y verdes hundido en las encuestas, el canciller alemán recuperó la iniciativa con un discurso en el Parlamento que levantó el ánimo entre sus filas y dejó claro a la oposición que tiene enfrente a un líder formidable. Los conservadores de la CDU, dijo Schröder, se equivocan al querer acorralarle con la comisión parlamentaria que le investigará por estafa electoral. El acoso debe terminar. "Eso daña a este país, daña el proceso democrático y, finalmente, nos daña a todos", dijo el canciller.
La situación resultaba ya insostenible. Cada vez más voces en el SPD y en Los Verdes exigían una intervención de Schröder que frenase la espiral de pesadilla en la que había entrado el Gobierno rojiverde. La profunda crisis financiera en la que se debate Alemania, los anuncios de subidas de impuestos un día sí y otro también, y la sensación de que el desastre no tiene límites han llevado a los alemanes a retirar su confianza al Ejecutivo a una velocidad récord. Apenas dos meses después de ganar las elecciones, el SPD se encuentra 22 puntos por detrás de la CDU en intención de voto.
Schröder quiso ayer detener el deterioro de su imagen, aunque todavía está por ver el efecto sobre los votantes. Entre los diputados verdes y socialdemócratas predominaba el entusiasmo por ver al líder recuperado, en su mejor forma. Distintas fuentes del SPD habían sugerido en los últimos días que el canciller pronunciaría un discurso "histórico" del tipo "sangre, sudor y lágrimas", vistas las dificultades que todavía le esperan a Alemania en los próximos meses. Pero Schröder optó por otro tono. Responsabilizó a la oposición de la agresividad y el deterioro de la calidad de la democracia que, en su opinión, se está produciendo en el país, y exigió a la líder de la CDU, Angela Merkel, que ponga fin al hostigamiento. "Es responsabilidad suya controlar a los que azuzan el debate", dijo el canciller. "Le exijo, señora Merkel, que se distancie de ellos".
La tensión entre Gobierno y oposición ha alcanzado niveles raramente vistos. Esta semana arranca la comisión del Bundestag, impulsada por la CDU, que investigará si el canciller y su ministro de Finanzas, Hans Eichel, ocultaron datos económicos negativos para no perder las elecciones. Y también estos días, Schröder ha sido comparado con Heinrich Brüning, el canciller cuya brutal política de ahorro a principios de los años treinta llevó a millones de alemanes al desempleo y, en última instancia, facilitó la llegada del partido nazi de Adolf Hitler al poder.
La comparación ha sido idea de Oskar Lafontaine, el ministro de Finanzas y líder del ala izquierda del SPD que dimitió en 1999 tras pelearse con Schröder. Pero los conservadores, especialmente el dirigente bávaro Michael Glos, se han encargado de sacar buen provecho. Dolido, Schröder atacó ayer a los que "tratan de crear la impresión de que la situación en esta República se parece a la que desgraciadamente tuvimos que vivir con Weimar , se llamen Glos o Lafontaine". Precisamente ayer se supo que el desempleo superó de nuevo la barrera de los cuatro millones en noviembre, el 9,7% de la población activa.
Y ésa es precisamente la crítica que formularon los conservadores tras el discurso del canciller: que no habló del paro, el mayor problema del país, y que tampoco precisó los planes de su Gobierno para los próximos meses cuando todos los indicadores sugieren que la economía empeorará y que los alemanes comenzarán a notar en sus bolsillos los aumentos de impuestos aprobados y los recortes de presupuesto en los servicios sociales. "Usted da la impresión de ser un hombre contra la pared", resumió Angela Merkel.
Schröder no esquivó la gravedad de la crisis financiera del Estado, pero quiso ofrecer un rayo de esperanza a la población, para lo que se basó en la legendaria capacidad de los alemanes de salir adelante en las condiciones más desfavorables. "No hay ninguna duda de que la situación del país, la situación económica, no es como el Gobierno se había imaginado a principios de año; las causas son variadas: el desplome de la nueva economía, o las prácticas irregulares de las grandes empresas, no sólo en Estados Unidos, sino también en Alemania; no podemos hacernos ilusiones, pero se equivocan aquellos que difaman y aquellos que silencian la fuerza de este país y la voluntad de sus ciudadanos de salir adelante".
Por otra parte, y visto lo escaso del presupuesto nacional, el ministro de Defensa, Peter Struck, informó ayer de un fuerte recorte en el gasto militar. En lugar de adquirir 73 aviones Airbus de transporte militar A400M, tal como se había comprometido, Alemania comprará sólo 60. Se trata del número mínimo para no poner en peligro todo el programa del avión, parte del cual se montará en Sevilla. La orden de adquirir 1.400 misiles Meteor se reducirá en dos tercios.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.