Europa, "llamada a ejercer como potencia mundial"
El preámbulo del texto constitucional elaborado por la Comisión, con el apoyo de juristas externos, reproduce el que hace medio siglo se introdujo en el Tratado de la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA), el embrión de la UE. "Considerando que la paz mundial sólo puede salvaguardarse mediante esfuerzos acordes con los peligros que la amenazan, convencidos de que la contribución que una Europa organizada y viva puede aportar a la civilización es indispensable para el mantenimiento de relaciones pacíficas, conscientes...".
Medio siglo después, esos principios siguen vigentes, por lo que el preámbulo subraya la resolución de sustituir "unas rivalidades seculares" por un "destino compartido" en una "Europa llamada a ejercer las responsabilidades de una potencia mundial".
Bajo este preámbulo, los principios básicos de la UE quedan contenidos así en el artículo primero del anteproyecto: "1. La UE la constituyen los Estados y pueblos europeos que comparten de manera solidaria una misma comunidad de valores y se comprometen a promover la paz, la seguridad y el progreso en Europa y en el mundo. 2. La Unión se fundamenta en los principios de libertad, democracia y Estado de derecho, el respeto a los derechos y libertades del hombre y las libertades fundamentales, principios comunes a los Estados miembros. 3. La Unión coordina estrechamente las políticas de los Estados miembros y gestiona, bajo un modelo federal, algunas competencias comunes".
Derechos fundamentales
Al proyecto de Constitución se adjunta también la Carta de Derechos Fundamentales de la UE, proclamada en 2000 pero aún sin valor jurídico efectivo. Bajo esos principios básicos, los servicios jurídicos de la Comisión, asistidos por expertos de varios países, ha redactado su propio borrador que será enviado a la Convención sobre el futuro de Europa. El presidente de este foro, Giscard d'Estaing, recibió ayer una copia.
Aunque el documento respeta en buena parte el esqueleto de Constitución que Giscard presentó en Bruselas el mes pasado (en enero empezará a completarlo), la Comisión se desmarca en varias importantes cuestiones. De entrada, no da al Consejo, a los Gobiernos, tanto poder como Giscard. En su labor legislativa, el Consejo tendrá un poder similar al del Consejo (hoy muy inferior) a través de la codecisión. En la ejecutiva, el Consejo sólo mantendrá un poder autónomo de decisión en áreas de política económica, relaciones exteriores y cooperación policial, pero también en ésas la Comisión gana más poder de maniobra, sobre todo en las políticas exterior y económica. La Comisión rechaza la creación del Congreso de los Pueblos, asamblea de diputados nacionales.
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