ETA hace explotar un coche bomba en un aparcamiento en el centro de Santander
Los terroristas avisaron del atentado, lo que evitó que hubiera heridos tras desalojar la zona
ETA volvió a golpear ayer en Santander: colocó un coche bomba y rompió así un periodo de más de dos meses de práctica inactividad terrorista. El coche, cargado con 35 kilos de explosivo, hizo explosión a las 15.45 en la segunda planta del aparcamiento subterráneo de la plaza Alfonso XIII, en pleno centro de la capital cántabra, media hora después de que se recibiera un aviso en la redacción del diario Gara en San Sebastián. El estallido causó un boquete de diez metros de diámetro alrededor del lugar donde estaba estacionado el coche bomba y provocó importantes daños en las instalaciones y otros vehículos. La policía desalojó el aparcamiento y acordonó su entorno, lo que evitó que hubiera heridos.
El delegado del Gobierno en Cantabria, Alberto J. Cuartas, explicó que el Cuerpo Nacional de Policía recibió una llamada telefónica desde la comisaría de la Ertzaintza en San Sebastián en la que le informó de que un comunicante anónimo había advertido al diario Gara, del entorno abertzale, de la colocación de un coche bomba en el aparcamiento Alfonso XIII. El artefacto explotó cuatro minutos antes de la hora señalada por el diario Gara.
El aparcamiento subterráneo que sufrió ayer el atentado de ETA está situado en la céntrica plaza del mismo nombre, bordeada por los edificios de Correos, la Delegación del Gobierno y la Delegación de Hacienda de Cantabria, y a pocos metros del acceso a la Plaza Porticada. El delegado del Gobierno indicó que la densidad del humo provocado por la explosión dificultó extraordinariamente las tareas de desescombro y revisión del interior del aparcamiento. Bomberos y policía trabajaban anoche en la evaluación de los daños materiales.
Los terroristas utilizaron como coche bomba un Renault 19 que portaba matrículas falsificadas y que había sido robado el día anterior en Avilés, según fuentes de la investigación citadas por Vasco Press. Falta por precisar el tipo de explosivo empleado en el atentado.
El estacionamiento, explotado por la empresa Infraesructuras Cántabras, dispone de tres plantas, que suman unas 320 plazas. En el momento de la explosión estaban ocupadas unas 120, según fuentes municipales. El concejal de Policia del Ayuntamiento de Santander, Miguel Angel Sañudo, señaló que al menos una treintena de vehículos situados en la segunda planta habían sido dañados por la onda expansiva.
La fuerza de la explosión causó un cráter de diez metros de diámetro en el suelo de la segunda planta, que se desplomó sobre la tercera, prácticamente vacía en el momento del atentado. Desde el exterior del aparcamiento no se apreciaba más destrozo que los restos de la cabina de cobro, que habían salido despedidos por la rampa de acceso.
La aparición de varios coches de policía en la plaza de Alfonso XIII sobresaltó a los comerciantes del Paseo de Pereda que tenían abiertos los comercios a primera hora de la tarde. "Cerramos corriendo y nos pidieron que nos retiráramos, porque había una amenaza de bomba", relataba una mujer poco después de reabrir su tienda pasadas las 7.30 horas. "Han sido momentos de pánico, porque la otra explosión [la del 22 de junio] está todavía cerca". Fue el humo provocado por la bomba, "blanco y muy denso", lo que más les alarmó. "El ruido de la explosión no se ha sentido tan fuerte como la otra vez".
Tras la deflagración, la policía desplegó en los alrededores de la plaza de Alfonso XIII un amplio dispositivo, apoyado con perros entrenados en la detección de explosivos, por si los terroristas hubieran colocado otro coche bomba. Pasadas las seis de la tarde, la actividad ciudadana alrededor del lugar del atentado fue recobrando paulatinamente la normalidad. La explosión ocasionó la interrupción del suministró eléctrico en parte del centro de Santander. Cuatro horas después del atentado, unos 80 abonados seguían sin recibir energía elécrica, según fuentes de la compañía eléctrica. La Delegación de Gobierno abrirá esta mañana una oficina de atención a los damnificados (situada en la calle Calvo Sotelo, 25. Planta baja).
El atentado de Santander sucede en cuatro días al cometido el pasado viernes contra una empresa conservera de Azagra (Navarra) mediante una pequeña bomba que apenas causó daños materiales en las instalaciones. Este coche bomba rompe un periodo de más de dos meses en los que ETA apenas ha cometido atentados en España, lo que en algunos círculos políticos vascos alimentó la hipótesis de una tregua tácita de la organización terrorista. Sin embargo, los expertos de la lucha antiterrorista y el entorno político de la banda descartaban tal posibilidad.
El último crimen de ETA se produjo el pasado 24 de septiembre en el límite entre Guipúzcoa y Navarra, cuando un artefacto trampa causó la muerte del cabo de la Guardia Civil de Leitza Juan Carlos Beiro, de 33 años, y heridas a otros compañeros que se acercaron a retirar una pancarta. La madrugada del día anterior, dos activistas de la organización habían fallecido en el barrio bilbaíno de Basurto, cuando explotó el artefacto que transportaban.
El de ayer es el segundo atentado con coche bomba que realiza ETA en la capital cántabra en lo que va de año. El anterior explotó el 22 de junio, dentro de la ofensiva que desplegó en varios puntos de España coincidiendo con la cumbre que puso fin a la presidencia española de la UE. Desde el fin de la tregua, la policía ha descubierto varios planes para actuar en Santander. El comando Vizcaya, que fue desarticulado en agosto de 2000, tras la muerte de cuatro de sus miembros al estallarles en Bilbao la bomba que transportaban, tenía el proyecto de colocar un coche bomba cargado con 400 kilos de explosivos junto a un edificio simbólico de la ciudad y de atentar contra una patrulla del Cuerpo Nacional de Policía.
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