"Si escondiéramos armas, no hubieran venido los inspectores"
Fue durante seis años la cara de Irak en Naciones Unidas. Nizar Hamdún representó a su país durante la primera etapa de la posguerra del Golfo (1992-1998). Regresó a Bagdad tras la salida de los inspectores de armas y el nuevo bombardeo estadounidense. Desde el año pasado se ocupa de las relaciones externas del Partido Baaz, en el poder desde 1968. Hamdún, de 58 años, que el pasado fin de semana participó en Madrid en las Jornadas contra la Guerra en Irak, se muestra convencido de que su país no tiene armas de destrucción masiva. "Si tuviéramos algo que esconder, no hubiéramos invitado a los inspectores, sino que habríamos dejado que nos bombardearan", asegura en una entrevista con EL PAÍS.
Pregunta. ¿Cómo evalúa el voto favorable de Siria a la última resolución del Consejo de Seguridad de la ONU?
Respuesta. Obviamente, estamos decepcionados. Pensábamos que el único representante árabe en el Consejo mostraría descontento, al menos de un modo pasivo, dadas las reservas de Irak y del resto del mundo árabe. La mayoría de los árabes no está satisfecha. Pero Siria ha hecho sus propios cálculos y es un Estado soberano. Así que tendremos que aceptarlo. En su opinión, los cambios introducidos en el texto evitan el recurso automático a la fuerza y con su voto alejan esa posibilidad. Nosotros discrepamos.
P. ¿Considera que la resolución permite el ataque militar sin volver al Consejo?
R. No, no creo que ampare la guerra, pero, dado que Estados Unidos ha dicho desde el principio que actuaría con o sin el respaldo de la ONU, tampoco la evita por sí misma.
P. Entonces, ¿de qué sirve haberla aceptado?
R. Bueno, [el ataque] no es seguro al cien por cien. En el mundo pasan cosas y no es inevitable. Aunque existen posibilidades de que encuentren un pretexto [para atacar], al menos la comunidad internacional sabrá que Irak ha cumplido y Estados Unidos tendrá que actuar de forma unilateral, porque no creo que el Consejo de Seguridad permita un ataque a menos que Irak haga algo erróneo, y eso no sucederá, porque no tenemos armas de destrucción masiva.
P. Sin embargo, los informes del espionaje estadounidense y británico insisten en que sí. ¿Cómo puede darse semejante contradicción?
R. Hasta ahora no se han presentado pruebas tangibles de la culpabilidad de Irak. Y tanto la opinión pública estadounidense como la británica las han pedido, pero ni la Administración norteamericana ni el informe presentado por Tony Blair han demostrado que Irak haya desarrollado armas de destrucción masiva después de 1998, cuando se fueron los inspectores.
P. ¿Y los agentes químicos y biológicos almacenados?
R. Todo fue destruido, una parte por Irak en 1991, nada más acabada la guerra, y el resto por los inspectores entre 1991 y 1998. No quedó nada. Por supuesto existen algunos materiales de doble uso de los que somos responsables. En 1994 los inspectores instalaron un sofisticado y eficaz sistema de control y verificación en los 400 o 500 lugares que entraban en esa categoría. La mayoría fueron bombardeados en 1998, con lo que se da la paradoja de que fue EE UU el que destruyó el sistema de control, no Irak.
P. Entonces, ¿la tarea de los inspectores de Unmovic va a limitarse a los lugares que producen materiales o productos de doble uso?
R. No lo sabemos. Unmovic no discute sus planes con nosotros, pero no será complicado. Cualquier experto le dirá que no es difícil detectar [en el caso de que se haya fabricado] ese tipo de productos no ya el año pasado, sino incluso hace 20. Estamos seguros de que no encontrarán nada. Si tuviéramos algo que esconder, no les hubiéramos invitado, sino que habríamos dejado que nos bombardearan.
P. ¿Cómo interpreta que algunos de sus vecinos puedan ayudar a EE UU en caso de ataque?
R. Es difícil evaluar qué van a hacer. Oficialmente han declarado que no van a apoyarlo. Incluso Arabia Saudí ha dicho que actuará de acuerdo con las resoluciones del Consejo de Seguridad. Sólo Kuwait se ha desmarcado, lo que no nos ha sorprendido, pero sí defraudado.
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