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Columna
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Rusia

Rosa Montero

Ya sé que Rusia nos da a todos mucho miedo; y ahora no es el miedo paranoico de la guerra fría, sino el temor real a un gigante enfermo. La Federación Rusa es el país más extenso de la Tierra; tiene 144 millones de habitantes, un centenar de etnias distintas, un nivel de corrupción monumental, una pobreza ingente y una notable impericia democrática, todo ello aderezado por un número indeterminado de bombas atómicas. Es como para asustarse, desde luego, y creo que hay que ayudar a Rusia en lo posible. Pero ayudar no significa cerrar los ojos a las atrocidades. Consentir la barbarie, como la historia ha demostrado, sólo sirve para que los bárbaros se fortalezcan.

Amnistia Internacional ha iniciado una campaña sobre los derechos humanos en Rusia. El informe resulta aterrador; detenido, hombre, mujer o niño, "corre peligro de cualquier ser torturado". Hay un millón de personas encarceladas, la mayoría en unas condiciones de insalubridad, indefensión y hacinamiento totalmente inhumanas; de hecho, 100.000 presos están tuberculosos, y al parecer las reclusas ni siquiera reciben compresas para sus reglas. Y en este paisaje dantesco (qué degradante legado dejó el sistema soviético) destaca el dolor de los más débiles: los niños, que pueden ser encerrados y apaleados como si fueran adultos.

Según el Ministerio del Interior ruso, en 2001 había más de 17.000 niños cumpliendo penas de prisión; y hay muchos más en los centros de detención preventiva. Están desamparados: se les interroga sin abogados. Se les condena a penas exorbitantes (a Anatoly Semenkov, de 15 años, le cayeron cinco años en 1998 por robar un encendedor); se abusa de ellos y se les maltrata, como a Olga Mazalova, de 14 años, que estaba cubierta de moretones cuando AI la vio en la cárcel. Por no hablar de los niños chechenos, que son el ombligo del horror: desde 1999 los rusos se niegan a registrar las nuevas llegadas a los campamentos de desplazados, con lo cual no pueden acceder a la ayuda humanitaria y ni siquiera existen (más información en http://www.amnesty.org/russia). Mañana es el Día de los Derechos del Niño: démosle de verdad un contenido y exijamos a la Unión Europea que defienda a estos chicos.

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