Oídos nuevos para niños sordos
El implante coclear antes de los dos años soluciona la sordera profunda o severa
Los niños sordos menores de dos años sometidos a un implante coclear consiguen un desarrollo óptimo de la comprensión y expresión del lenguaje y su integración escolar y social es absoluta, según los resultados del programa desarrollado desde 1989 por la Clínica Universitaria de Navarra (CUN).
El centro navarro, pionero en la sustitución del oído por un sistema que estimula eléctricamente el nervio auditivo, ha dado a conocer el balance de una técnica que consigue una perfecta integración de los niños que nacen con sordera profunda o severa de grado II. Un uno por mil de los niños españoles padece sordera de nacimiento y un cinco por mil presenta algún tipo de deficiencia auditiva.
La expresión oral y la comprensión de los 36 niños operados desde 1989 han sido óptimas
El programa se inició en 1989 y un año después se realizó el primer implante infantil a una niña de once años. En 1992 se implantó al primer niño de dos años de edad. Desde entonces, el departamento de otorrinolaringología de la CUN ha realizado 356 implantes a pacientes de edades comprendidas entre los nueve meses y los 82 años, dos tercios de los cuales han sido niños, ya que la sordera está presente en el momento del nacimiento en el 80% de los casos; 36 de esos pacientes han sido niños menores de dos años, con un seguimiento exhaustivo de su evolución durante los siguientes cinco años.
"Los resultados son excelentes y estables", indicó Manuel Manrique, especialista del departamento de otorrinolaringología y autor del primer implante realizado en España a un niño menor de dos años. "Los adultos poslocutivos, que pierden el oído después de adquirir el lenguaje, alcanzan un 80% de media en el reconocimiento de las palabras que componen las frases, sin apoyarse visualmente en la lectura de los labios. En el caso de los niños, este porcentaje se incrementa al 95% en la inmensa mayoría de los casos, siempre que", matiza Manuel Manrique, "no existan otros procesos asociados a la sordera, como es el caso de una enfermedad neurológica".
La integración oral de los menores implantados es absoluta. A los cuatro o cinco años es prácticamente imposible detectar que un niño nació sordo y entiende y habla gracias a un implante coclear. Su manejo del lenguaje es completamente normal. El implante dura, además, toda la vida. No hay que sustituir el aparato en ningún caso. "En los niños menores de dos años el tamaño de las estructuras anatómicas es menor", señala Manuel Manrique, "y, por lo tanto, la cirugía es minuciosa, pero la progresiva miniaturización de unos equipos cada vez más perfeccionados (el índice de fallos está por debajo del 0,8%) y el tipo de tejido óseo infantil, que es especialmente blando, han permitido que se reduzca el tiempo de intervención a 45 minutos", explica el responsable médico del programa.
El coste de un implante medio es actualmente de 30.000 euros. "No obstante, en medicina hay que hablar siempre en términos de coste-beneficio", resaltó el responsable de otorrinolaringología de la CUN, "dado que en los menores implantados se reduce drásticamente de por vida el coste de los tratamientos educativos y de logopedia de apoyo, que en estos casos se limitan a verificar la extraordinaria adaptación de los niños, escolarizados normalmente".
Los programas de detección precoz de la sordera son esenciales para el tratamiento posterior. El momento de la implantación coclear es, por lo tanto, trascendental para el éxito de la técnica. No obstante, el hecho de no haber realizado hasta ahora implantes a menores de nueve meses no es debido a impedimentos técnicos o quirúrgicos, perfectamente solventables, sino a la necesidad de un tiempo para evaluar con criterios audiométricos al bebé y poder diagnosticar una afección auditiva profunda o severa.
La CUN ha extendido la aplicación de esta técnica a personas con restos de audición que obtenían insuficientes beneficios con la utilización de audífonos correctamente adaptados. Al principio se colocaba un implante coclear en un oído y se mantenía el audífono tradicional en el otro. Sin embargo, desde hace un año, el departamento de otorrinolaringología inició un programa de implantes bilaterales, realizando implantes cocleares en ambos oídos. "La calidad auditiva depende de la percepción binaural", señala Manuel Manrique. "A través de los dos oídos podemos localizar los sonidos, mejora la audición en ambientes de ruido y desaparece el efecto de sombra en la cabeza. Además, existen ciertas implicaciones en términos de plasticidad neuronal auditiva, en los que los implantes bilaterales pueden ser muy eficaces", añade.
La sordera profunda es aquella en la que la persona necesita un estímulo auditivo superior a los 90 decibelios de potencia. La sordera severa de grado II reduce esa estimulación hasta los 80 decibelios.
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