Una líder radical representará a los demócratas en el Capitolio
Nancy Pelosi, que el mes pasado votó 'no' a la guerra contra Irak, se convirtió ayer en la primera mujer que encabeza la representación parlamentaria de un partido estadounidense. La diputada californiana, de 62 años, venció de forma abrumadora, como estaba previsto, al otro aspirante al liderazgo demócrata, Harold Ford. Pelosi recibió 177 votos frente a los 29 de Ford.
El relevo en la jefatura de los demócratas, forzado por la dimisión de Dick Gephardt tras los malos resultados electorales del pasado 5 de noviembre, completa una semana en la que ambos partidos parecen haberse escorado hacia los extremos a la espera de que en las próximas presidenciales, en 2004, se reproduzca la habitual batalla para dominar el centro.
Los republicanos, que además de recuperar el Senado han ampliado su mayoría en la Cámara de Representantes, han colocado a dos ultraconservadores al frente de esta última, la más relevante en cuestiones de política interna. Dennis Hastert repite como jefe de la Cámara baja, y el tejano Tom DeLay, situado muy cerca de la extrema derecha republicana, asume el liderazgo del grupo parlamentario. Hastert y DeLay serán los rivales cotidianos de Nancy Pelosi, que se identifica como progresista dentro del Partido Demócrata.
'Liberal de San Francisco'
Pelosi es, desde hace 12 años, representante de la ciudad de San Francisco, un bastión liberal en el que, en las pasadas presidenciales, Al Gore arrasó a George W. Bush. Las palabras 'liberal de San Francisco' equivalen, en la jerga política estadounidense, a 'radical de izquierdas'. La nueva líder parlamentaria de los demócratas ha sido fiel, durante tres mandatos, a las posiciones de sus electores: apoyo al aborto, apoyo a la Seguridad Social, apoyo a los derechos de los homosexuales y rechazo a la guerra.
Pero Nancy Pelosi es mucho más pragmática de lo que parece. Es hija de Thomas D'Alesandro, un célebre alcalde demócrata de Baltimore (Maryland) en los años cincuenta. Suele decir que su padre le enseñó que la política no es cuestión de debates filosóficos, sino de obtener más votos que el adversario. 'Esto es como el tenis', dijo ayer horas antes de la votación demócrata. 'Tienes que moverte a derecha e izquierda, pero siempre vuelves al centro'.
Su vida personal constituye un compendio de valores tradicionales: está casada desde hace 40 años con un inversor multimillonario, Paul Pelosi, tiene cinco hijos y plancha cuando está en casa. Su capacidad de recaudación de fondos es formidable (entre sus donantes figuran la familia Haas, propietaria de Levi Strauss; la familia vinícola Gallo; Barbra Streissand; Kirk Douglas, y la novelista Danielle Steel) y suele compartir parte de su botín con demócratas de los Estados del sur, mucho más conservadores que ella y menos acaudalados.
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