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OPINIÓN DEL LECTOR
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Ataque demagógico a la concertada

En estos días anda el patio revuelto con discursos y huelgas contra la Ley de Calidad de la Enseñanza. Por un lado, en declaración aprobada por el Consejo Escolar de Andalucía, se afirma que 'la ley apuesta de manera clara y decidida por la potenciación de la enseñanza concertada' cuando, en palabras del presidente de ACES, don Miguel Vega, 'tan sólo abre una puerta al concierto para Preescolar de 3 a 6 años, cosa ya conseguida en todo el Estado español, excepto en Andalucía'.

Por otro lado, los sindicatos CGT, CC OO, FETE-UGT y el Sindicato de Estudiantes, con el apoyo de la Codapa, convocaron una huelga el 29 de octubre. Cimentan su argumentación para las movilizaciones en una serie de reivindicaciones, muchas de las cuales me parecen justas y asumibles. Pero, en cambio, me sorprenden algunas afirmaciones como ' primando y financiando exclusivamente a la enseñanza privada', 'decimos NO a cualquier tipo de concierto', 'segregación del alumnado dejando en la pública al alumnado con menos posibilidades y mayores déficits socioculturales'. Muy lejos de la realidad, esto es sencillamente demagógico y falso. Que quede meridianamente claro.

Trabajo en una cooperativa de enseñanza, Colegio Al-Ándalus de Tomares, centro concertado. Aquí no se ha segregado a ningún alumno por ningún concepto. Aquí se cumple y se aplica cada curso la Orden de Escolarización y Matriculación. Aquí se sufren unas condiciones sociales, laborales y económicas peores que en la enseñanza pública. Y estoy seguro de que, al menos en los colegios en régimen de cooperativa, así ocurre en la enseñanza concertada.

¿Dónde están los privilegios? Lúchese y reivindíquese todo lo reivindicable, pero no a costa de falsedades y mentiras, echando tierra a un sector ya suficientemente masacrado, pero que, pese a quien pese, se ha sabido ganar el respeto y la consideración de la sociedad.

Por eso, y haciéndome eco del sentir de todos mis compañeros, no me puedo quedar callado y levanto mi voz para que la opinión pública pueda hacer una valoración del problema con elementos de juicio más reales y transparentes.

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