Jordania impone férreos controles de entrada a los palestinos

Las normas son estrictas. El Gobierno de Jordania ha establecido en las dos últimas semanas férreos controles para la entrada de los palestinos procedentes de los territorios autónomos e incluso para los que residen en Israel, en una operación destinada a impedir una invasión de refugiados como sucediera en 1948 y 1967, en la que mas de 1.300.000 personas buscaron asilo en Jordania.

Un palestino que quiera ir a Jordania tiene que ser invitado previamente por su familia con un documento oficial, al que se le debe acompañar una fianza de al menos 7.000 dinares jordanos, unos 8.500 euros, que permanecerá depositada en un banco oficial hasta el día de su regreso. La cifra es inalcanzable para la mayoría de los jordanos o de los ciudadanos de los territorios, donde el salario, en caso de tenerlo, no supera los 1.000 euros mensuales.

Las restricciones tienen su lado positivo, según fuentes jordanas 'ya que impiden que los sectores ultras israelíes lleven a cabo sus ambicionadas operaciones de transfer con las que tratan de expulsar a la población palestina hacia países vecinos árabes y colonizar así con mas facilidad los territorios'.

Israel participa también obviamente en esta política de restricciones. Los servicios consulares israelíes suelen desestimar las peticiones efectuadas por los varones de menos de 35 años. La situación ha colocado a los palestinos al borde de la desesperación, sobre todo si se tiene en cuenta que muchas familias se encuentran divididas a un lado y a otro de la frontera y que el Ramadán es una fecha para el reencuentro.

Estos controles han obligado también a una buena parte de los estudiantes universitarios palestino-jordanos a abandonar las aulas de los territorios autónomos, y de Al Quods en Jerusalén, lo que les permitía seguir en contacto con las raíces de origen y eludir las elevadísimas tasas universitarias de Jordania.