El recuerdo de un agujero negro
José Ramón Recalde y Cristina Cuesta evocan la frustración de quienes han sido víctimas del terrorismo
'Un agujero negro bordeado por una circunferencia...' fue lo primero que recuerda haber visto José Ramón Recalde cuando descendía de su coche el 14 de septiembre de 2000. Luego oyó el disparo. El ex consejero de Educación y Justicia ofreció ayer, en el último día de la jornada Universidad y Terrorismo Vasco que albergó la facultad de Geografía e Historia de la Universidad de Valencia, su testimonio como víctima. Recalde recibió un tiro en la mandíbula cuando se disponía a entrar en su domicilio. Ayer, en cualquier caso, dijo que tras el atentado su vida no ha cambiado demasiado y quiso también recordar a otras víctimas- 'tantos y tantos amigos y ciudadanos' que le acompañaron al 'descenso a los infiernos y que no sobrevieron'-. Francisco Tomás y Valiente, Gregorio Ordoñez, Manuel Broseta, Ferando Múgica o Ernest Lluch, entre otros, que ganaron 'sus diplomas de luchadores' durante la dictadura de Franco y a quienes 'su carácter dialogante no sólo no les ha salvado sino que ha acelerado su muerte.
Un alumno dice que en la universidad no hay libertad para debatir ni para enseñar
'Uno se acostumbra a estar amenazado', explicó antes de su intervención. El catedrático de Estructura Económica de Deusto, por otro lado, se mostró molesto de que el PP y el PSOE 'hagan cuentas' de los militantes víctimas de ETA. 'Poner las víctimas de por medio es peligroso', aseguró. Recalde participó en una mesa redonda junto a Cristina Cuesta, directora gerente de la Fundación Miguel Ángel Blanco, y Santiago Abascal, estudiante de Deusto y presidente de Nuevas Generaciones del PP en el País Vasco. Cuesta, hija de Enrique Cuesta, asesinado por ETA, habló del sentido de culpabilidad que llegan a tener las víctimas del terrorismo y de la constatación de que la gran mayoría de la universidad en la que estudiaba 'se mantenía al margen'. Un mensaje recurrente que los protagonistas de estas jornadas han querido subrayar pidiendo un punto de inflexión.
Abascal, por su parte, recordó que las universidades vascas son las únicas en Europa donde 'un buen número de alumnos y profesores tienen que ir escoltados'. 'Muchos de los que te saludaban dejan de hacerlo por cobardía o por fanatismo'. Abascal considera que la universidad vasca 'es un gran decorado de ETA', porque está llena de pasquines y posters con sus mensajes, defiende que los alumnos no tienen libertad para discutir ni los profesores libertad de cátedra.
La nutrida concurrencia que se dio cita en el aula magna de la facultad también tuvo ocasión de escuchar las críticas de Joseba Arregui, profesor de Sociología y ex portavoz del Gobierno vasco, a la 'pasividad de la sociedad vasca ante la violencia y el 'enmascaramiento' de la realidad como consecuencia del miedo. Arregui denunció la soledad de las víctimas y la 'dejación y pasividad' con la que se aborda la situación en el País Vasco.
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