Modernistas en el Ateneo con motivo del IV Centenario del 'Quijote'
LLEGARON al Ateneo, cuando ya había empezado la sesión. En la tribuna, un hombre joven, gordo, de cara ancha, congestionada, apoplética, desbordándose en papada sobre la tirilla, recitaba unos versos muy largos, de una cadencia lánguida, recalcada por el lánguido acento criollo...
-Suena un órgano..., suena un órgano..., suena un órgano en la selva...
Alrededor de los tres amigos, sonaban comentarios apagados...
-Éstos son los modernistas...
-No están mal los modernistas...
Alguien objetaba:
-¡Hombre! Yo, sin embargo, me quedo con Zorrilla...
Terminó el poeta, que era Santos Chocano, y sonó un fragor de catarata, de aplausos.
-Mire usted cómo aplaude doña Emilia -dijo Perico aplaudiendo también rabiosamente.
Callaron, porque ya otro poeta había subido a la tribuna.
-¡Rubén Darío! -indicó González Blanco-. Qué cara de indio tiene, ¿verdad?
La tenía en efecto: Moreno, ojos grandes, tristes y adormilados, bajo el pelo negro, revuelto, cara ensimismada de sordo, a lo Beethoven, voz lánguida, trasoñada, en contraste con el verso de aire heroico que declamaba:
-Un saludo a las razas hispánicas... Ínclitas razas ubérrimas, sangre de Hispania fecunda..., espíritus fraternos, luminosas almas, ¡salve!
-¡Son hexámetros! -explicó Perico-. Mire usted cómo se relame el gusto don Marcelino. Y mire usted Villaespesa, ¡qué visajes hace de admiración!... Terminó su oda Rubén Darío y se repitieron los aplausos con su fragor de cristalería rota. Se oyó una voz de trueno:
-¡Magnífico! ¡A ver qué dicen ahora esos académicos viejos e idiotas!
Era don Ramón del Valle-Inclán, con sus barbas de chivo y su monóculo...
-En eso no tiene razón -murmuró don Lorenzo-, pues un viejo académico, don Juan Valera, fue quien lo descubrió...
-Un pequeño Víctor Hugo -comentó González Blanco.
El público, fascinado, se rendía. Sonaban exclamaciones:
-¡Pero hay que ver!..., ¡qué escritores tenía guardados América!
Aquello era una revelación. Aquello era la consagración del Modernismo que había venido de América...
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