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HOMENAJE A JOSÉ MARÍA LIDÓN

La Justicia no se achica frente a ETA

Jueces de toda Europa evocan hoy en Bilbao la memoria del magistrado asesinado hace un año

En el antiguo despacho del magistrado José María Lidón, en la planta tercera del edificio noble de la Audiencia Provincial de Vizcaya, parece vibrar aún una pieza clásica de música gregoriana. En una estancia contigua, su colega durante más de 11 años en la Sección Segunda, María Jesús Erroba, no tiene ya en la mesa ninguna fotocopia del último chiste de Forges. Tampoco tiene a mano la recurrente sabiduría de los refranes de la bisabuela del magistrado Lidón. Los terroristas del comando Vizcaya borraron de cinco balazos la socarronería de un togado de origen catalán una mañana como la de hoy, justo hace un año.

Pero sus compañeros se resisten a la orfandad por decreto sumarísimo que practica la banda terrorista con sus 'objetivos preferentes'. Y Lidón, como cualquier otro juez vasco adscrito a un cuerpo estatal de los que administran justicia en España, lo era desde 1999. ETA lo había dejado escrito. 'Pero ninguno, y José Mari menos, queríamos darnos por enterados', admite un magistrado.

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Falta 'un amigo'

'Estamos bien, pero sin un amigo, sin su curiosidad sin límites, sin su música a la hora de las deliberaciones, sin su enorme valía como penalista. Estamos bien, pero sin José Mari', declaraba ayer con entereza la juez Erroba, quien junto a Lidón y Juan Mateo Ayala, y la inestimable colaboración de la secretaria Reyes San Emeterio, sacaron adelante sentencias difíciles sobre torturas policiales, kale borroka, violación de una brasileña en comisaría... Son parte ya de la historia de la Audiencia vizcaína.

Paradojas de la vida, lo peor estos días para la viuda de Lidón, Marisa Galarraga, ha sido la detención en fecha reciente de un presunto colaborador del comando Vizcaya que, según la Ertzaintza, ha confesado que vigiló al magistrado y suministró información sobre la víctima a los liberados (a sueldo) del grupo encargados de acabar con su vida.

Con la detención, ha vuelto a los periódicos la instantánea de Lidón junto al coche en el que, como todos los días, trasladaba a su esposa al colegio católico donde imparte clases, cubierto por una sábana blanca bañada en sangre. Rúbrica inconfundible de ETA sobre sus víctimas.

El acto de homenaje y recuerdo de hoy, con dimensión europea, es la culminación de una cadena de distinciones y actos de solidaridad que ha recibido la viuda de Lidón, acompañada siempre por sus dos hijos, Jordi e Íñigo, a lo largo de este año de ausencia en que el Gobierno vasco entendió la necesidad de volcarse en 'nuestros jueces', después de muchas reticencias a considerarlos así.

'Es triste que la modulación del discurso de las instituciones vascas sobre sus reivindicaciones en torno a un Poder Judicial propio llegue cuando se cuestiona desde el mundo violento el funcionamiento de la Administración de Justicia y con el cadáver del primer juez en la mesa. Pero también a veces echamos de menos una cierta cercanía del Poder Judicial', dice la magistrada Erroba.

En el último de los homenajes, cuando el lehendakari, Juan José Ibarretxe, le entregó en mayo pasado el premio Manuel de Irujo de Justicia, Marisa, la viuda de Lidón, era ya la fortaleza hecha mujer. Cuando tomó la palabra para dar las gracias, habló de valores superiores como la libertad, la justicia, la democracia, palabras que volverán hoy a resonar en el auditorio principal del Palacio Euskalduna de Bilbao. Y recordó a su esposo: 'Un hombre fundamentalmente bueno, lleno de energía y ganas de vivir y que no soportaba las injusticias. Independiente y sin miedo a dictar sentencias. Y con la creencia de que el cáncer de este país iba a desaparecer pronto y tendríamos un país libre en el que cada uno pudiera exponer sus ideas sin miedo a las pistolas de unos asesinos'.

Un viejo magistrado se dirigía ayer a la parroquia de San Vicente Mártir, arrastrando un bastón con su temblorosa mano derecha y con un escolta haciendo de sombra por su flanco izquierdo. Antonio Giménez Pericás, un juez constitucionalista hasta la médula, explicaba ayer, momentos antes de entrar en la iglesia para asistir a una misa por Lidón: 'Pese a la burrada que fue el asesinato, los humanos olvidamos más que recordamos. Y siendo eso malo, lo peor es la apropiación de los muertos', mantenía. Giménez Pericás es el penúltimo de una generación de magistrados de la Audiencia de Vizcaya en la que Lidón se hizo un hueco, sin apenas esfuerzo, desde 1990.

La viuda del juez Lidón, Marisa Galarraga, con sus dos hijos, tras recibir una distinción en junio pasado.
La viuda del juez Lidón, Marisa Galarraga, con sus dos hijos, tras recibir una distinción en junio pasado.TXETXU BERRUEZO

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