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Un dueño de 'L'Oca' culpa 'de todo' a los constructores de la barca

Bartomeu Gayolà admite que navegó 50 años por el lago de Banyoles sin ningún título

Bartomeu Gayolà, el veterano copropietario de la embarcación que naufragó en el lago de Banyoles, admitió, en la segunda sesión del juicio que se celebra en Girona, que navegó durante 50 años sin ningún tipo de titulación, pero desvió toda la responsabilidad del siniestro que costó la vida a 21 jubilados franceses hacia los técnicos que construyeron el catamarán. Durante su declaración, Gayolà sacó a la luz flagrantes vulneraciones de la normativa de seguridad.

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Los 141 pasajeros del catamarán sólo pudieron usar cuatro salvavidas

Bartomeu Gayolà aseguró ayer que su yerno, el también acusado Simó Rodríguez, se encargaba de todo y que él nunca se preocupaba 'de los asuntos de papeles'. Durante el interrogatorio al que fue sometido Gayolà salieron a la luz flagrantes vulneraciones de las normativas de seguridad: el exceso de pasaje, la escasez de salvavidas y el roce continuado del casco del catamarán en el fondo de la zona de varado.

Refiriéndose a los propietarios y técnicos de los astilleros Polymar 3.000 y Talleres Pons, empresa que motorizó el casco, Gayolà aseguró: 'Ellos son los causantes de todo y deberían estar a nuestro lado'. Más adelante, insistió en culpar a los técnicos y se reconoció 'muy extrañado' de que no compartieran junto a su yerno y Josep Alsina, ex concejal de Banyoles, el banquillo de los acusados. Fue entonces cuando la juez le recordó que la Audiencia de Girona ya les había eximido de cualquier responsabilidad penal. 'Si no hubiera habido los agujeros, aquí no habría pasado nada. En lo demás no hay problema', sentenció Gayolà.

El patrono de L'Oca admitió que cuando la barca estaba muy cargada, los bajos del casco 'rascaban' en el fondo del varadero, pero negó que debieran incrementar en exceso la potencia del motor para arrancar la embarcación del muelle marcha atrás. Esta maniobra pudo acelerar la entrada de agua por las rejillas de popa. Gayolà dijo que suponía que la distancia entre el agua y las rejillas de ventilación era de 40 o 50 centímetros. El perito que revisó la nave naufragada calculó esta distancia en unos 15 centímetros.

Gayolà, de 72 años, dio en todo momento la impresión de ser un propietario absolutamente despreocupado hacia sus intereses. Aseguró desconocer los ingresos y los porcentajes de las sociedades de las que forma parte y explicó que cuando visitaba al notario para los asuntos de la empresa se limitaba a firmar sin leer nada.

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Sillas sin anclar

A preguntas del fiscal, Gayolà admitió que los pasajeros de la embarcación habrían podido salir con más facilidad si las sillas hubieran estado ancladas y no se hubieran deslizado hacia la popa, aprisionando a los ancianos. El más veterano de los dueños del catamarán aseguró que se interesaron por el título que necesitaban para llevar la barca y que en el Ayuntamiento no les supieron dar razón. 'Vayan trabajando y cuando lo sepamos ya les avisaremos', afirma Gayolà que les respondieron en el consistorio. El propietario nunca leyó el Reglament d'Activitats de l'Estany (RAE), donde se especifica la necesidad de titulación. El propietario, que admitió estar jubilado desde el año 1989, asegura que los vigilantes municipales del lago nunca contaron el pasaje que subía al barco. La jubilación no le impedía pilotar embarcaciones. Gayolà mantuvo la versión de su yerno y relató que sólo cogió el timón 'en el momento trágico'. Negó la versión del fiscal, según la cual Rodríguez estaba en tierra durante el naufragio y era su suegro quien pilotaba.

Ninguno de los dos propietarios ha expresado en sus declaraciones, ni siquiera a preguntas de sus defensores, sus sentimientos por las pérdidas humanas del naufragio. Gayolà sí se refirió ayer al revés económico que les supuso la tragedia: 'La barca nos costó mucho dinero y ahora nos hemos quedado sin barca y sin dinero'. El proyecto original de L'Oca fue modificado para aceptar más baterías. De cuatro toneladas se pasó a ocho. Gayolà negó que el incremento de las baterías obedeciera a la necesidad de lograr mayor velocidad en los desplazamientos por el lago, aunque sí precisó que 'interesaba que las baterías durasen un día'.

Hoy está prevista la declaración del ex concejal de Medio Ambiente Josep Alsina, acusado de dejación de sus funciones de control y vigilancia de las embarcaciones del lago.

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