Adiós a la campana de la última copa
Blair anuncia el fin de las restricciones en el horario de los 'pubs' británicos
La campana tiene los días contados. El primer ministro británico, en lo que pareció un desliz bastante preparado, confirmó ayer que su Gobierno presentará la próxima semana una propuesta para acabar con la normativa que desde 1915 restringe los horarios de apertura de los pubs. Los laboristas se deciden así a llevar al Parlamento una de sus promesas de la legislatura en curso, que cuenta con muchas simpatías en el cuerpo policial pero suscita muchas dudas entre la clase médica.
Más que nunca, el vaso, aunque sea una pinta de cerveza, puede verse medio lleno o medio vacío. Los defensores de ampliar los horarios de los pubs creen que es la mejor manera de luchar contra el gamberrismo que noche tras noche, sobre todo durante los fines de semana, convierte en zonas muy poco seguras el casco antiguo de muchísimas ciudades inglesas, en especial al norte del país.
Los laboristas creen que la supresión de la norma dictada en 1915 reducirá el gamberrismo
Curiosamente, para luchar contra los problemas generados por el alcohol, los laboristas pretenden no sólo ampliar los horarios, sino relajar la normativa que hoy en día prohíbe la entrada de menores en los pubs a partir de las siete de la tarde.
Las actuales restricciones no son tan legendarias como muchos creen. Empezaron tan sólo en 1915, cuando el Gobierno de su majestad recortó el horario de los pubs para reducir el absentismo laboral y mejorar la productividad de la industria militar en plena Guerra Mundial.
Desde entonces, los pubs sólo podían vender alcohol desde las 11 de la mañana hasta las tres de la tarde y desde las siete hasta a las 11 de la noche. A las 11 en punto, o unos minutos antes para dar más margen a servir, el toque de campana advierte a los parroquianos que tienen la última oportunidad de pedir una copa. Desde las 11 ya no se sirve alcohol, aunque la distinguida clientela tiene aún hasta las 11.20 para apurar su vaso. Desde hace ya unos años, el horario se ha ampliado (ahora es de 11 a 11, sin la parada a media tarde) y hay ya muchos bares con licencia para vender alcohol hasta las tres de la mañana. Pero eso no ha resuelto el problema principal: al cerrar la inmensa mayoría de los pubs al mismo tiempo, miles de ingleses y población transeúnte, con las venas transformadas en canales de amarga y tibia bitter o de fresquita lager de importación, toman las calles con destino a casa... o se quedan en el asfalto buscando gresca. Beber en pandilla es una de las costumbres más conflictivas de los ingleses, sobre todo en el norte, donde el 45% de los hombres y el 27% de las mujeres beben por encima de la dosis máxima recomendada y uno de cada cuatro hombres y una de cada ocho mujeres lo hacen en grupo. En el más refinado Londres, sólo el 31% de los hombres bebe más de la cuenta y el 17% lo hace en equipo. Las tasas de las mujeres son del 19% y el 10%, respectivamente.
La policía cree que lo más importante es que no todos acaben la noche al mismo tiempo y que no todos se sientan impulsados a beber como posesos en las dos o tres horas que pasan en el pub. Quizá a partir de ahora beban lo mismo, o un poquito más. Pero al menos beberán a menos pintas por hora.
La nueva propuesta, que está siendo elaborada por el Ministerio de Cultura, todavía no se conoce en detalle. Tony Blair se limitó ayer a anunciar que, dentro de un gran plan contra el gamberrismo que está elaborando su Gobierno, 'la naturaleza particularmente fija de los horarios significa a veces que hay problemas particulares fuera de los pubs en el casco antiguo de las ciudades a ciertas horas de la noche...'. Eso, traducido, significa que ha llegado la hora de acabar con la rigidez horaria de los pubs. Blair no quiso dar más detalles porque se dispone a hacerlo en el llamado Discurso de la Reina, el 13 de noviembre.
La libertad horaria en los pubs, que los laboristas se plantean desde que llegaron al poder en 1997, es una de las promesas de su programa electoral en los comicios de junio de 2001. Pese a que miles de jóvenes recibieron mensajes en sus móviles pidiéndoles su voto para lograr 'pubs abiertos 24 horas', hasta ahora no se han decidido a acabar con la campana.
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