Casas cuartel
La Dirección General de la Guardia Civil ha reacionado con presteza y acierto en el caso planteado por un agente gay que había solicitado convivir con su pareja de hecho en el acuartelamiento de la localidad donde está destinado. En lugar de dar largas al asunto, ha anunciado que procederá de inmediato a la modificación de la actual normativa sobre ocupación de las casas cuartel para que puedan convivir en ellas parejas de hecho, sin discriminación por razones de preferencia sexual.
Se trata, evidentemente, del reconocimiento de situaciones que afectan a derechos básicos de la persona -desde la no discriminación por cualquier circunstancia personal hasta la igualdad ante la ley-, pero ello no quita para reconocer el avance que supone, tanto más encomiable cuanto que el Gobierno del PP se resiste a promulgar una ley sobre parejas de hecho que reconozca en el ámbito estatal lo que ya es norma en la mayoría de comunidades autónomas. No es el primero, desde luego, que ha dado la Guardia Civil en estos años para modernizarse, aunque todavía quede camino por recorrer en el capítulo de los problemas profesionales y laborales que afectan a sus miembros.
Seguramente muchos de estos problemas ni siquiera se hubieran planteado en un contexto distinto de la obligada convivencia de las casas cuartel, en las que siguen residiendo todavía una buena parte de guardias con sus familias. Situaciones como la vivida por este agente homosexual que quiere convivir con su pareja tienen más fácil salida residiendo en viviendas particulares, donde la intimidad y la vida privada están más resguardadas. En este sentido, van bien encaminadas las enmiendas presentadas por el PSOE en el proyecto de ley de Presupuestos para que se destinen fondos específicos al pago de alquileres fuera de las casas cuartel. Algo, por otra parte, que ya viene haciendo la actual dirección de la Guardia Civil y que debería llevar a que, en un futuro no lejano, las casas cuartel fueran sólo centros de trabajo y dejaran de ser al mismo tiempo comunidades de vecinos, con los problemas que esa situación híbrida acarrea.
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