Netanyahu acepta entrar al Gobierno de Israel a cambio de elecciones anticipadas
Sharon y el ex primer ministro negocian un Ejecutivo de extrema derecha fuerte
Ariel Sharon y Benjamín Netanyahu, los dos grandes 'halcones' del Likud, discuten los detalles de una alianza personal que les permita poner fin a sus rivalidades por el liderazgo del partido y construir juntos un nuevo Gobierno de extrema derecha fuerte y sólido. El primer paso hacia esta alianza lo dio ayer Netanyahu, de 53 años, al aceptar la cartera de Exteriores en el nuevo Gabinete de Sharon, de 74. Netanyahu exigió como contrapartida la convocatoria de elecciones anticipadas, que permitan consolidar el poder de la derecha.
Contra todo pronóstico y pese a los rumores, el ex primer ministro Bibi Netanyahu (que estuvo al frente del Gobierno entre 1996 y 1999) aceptó ayer, después de dos horas de conversación con Sharon, la oferta que el pasado viernes le hiciera el jefe de Gobierno para que se sumara al futuro Ejecutivo de concentración nacional, como ministro de Asuntos Exteriores. Sharon le ofreció además convertirlo en su delfín político, otorgándole el numero dos en las listas de las próximas elecciones generales y comprometiéndose a franquearle el paso para que ocupe la jefatura del Gobierno a mitad de la legislatura.
Netanyahu ha aceptado en principio la oferta de Sharon con tres condiciones. La primera consiste en que la propuesta de colaboración entre los dos líderes sea firme, prolongada y vaya más allá de la coyuntura actual. La segunda condición es que Sharon convoque elecciones anticipadas lo antes posible, para deshacerse de lo que Netanyahu califica de un 'Parlamento ingobernable' en el que la fragilidad del Likud, que sólo posee 19 escaños, le impide cumplir sus objetivos, ya que esta condicionado por las presiones y chantajes de los pequeños partidos con los que se ve obligado a aliarse para tener mayoría en la Cámara. La tercera es la expulsión de Yasir Arafat
Salvar la economía
Netanyahu cree que una vez conseguida una mayoría hay que revisar el actual programa económico del Likud para atajar la crisis surgida en 1999 y agravada en los dos últimos años por la Intifada, durante la cual se ha disparado el índice de desempleo y se han bloqueado sectores estratégicos, especialmente el turismo.
'En mi opinión, el Likud duplicará su poder en estas elecciones y será capaz de construir un Gobierno que pueda ofrecer soluciones para salvar la economía. ¿Por qué deberíamos esperar?', aseguraba ayer Netanyahu, después de reunirse con el primer ministro.
Sharon deberá en las próximas horas responder a la contrapropuesta de Netanyahu, sin olvidar que hoy lunes se enfrenta en el Parlamento a una moción de censura decisiva, que podría serle adversa y obligarle a convocar elecciones anticipadas en un plazo de 90 días, mucho antes de lo que cree conveniente. Sharon contempla como mucho ir a las elecciones en abril o en mayo, cinco meses antes del final de la legislatura.
La moción de censura contra Sharon está impulsada por los partidos Meretz, Sinuhi y las formaciones árabes. A la fuerza de estas tres formaciones que suman 26 escaños se le añaden los 25 diputados laboristas, así como otras eventuales formaciones, totalizando 61 escaños, en una Cámara con 120 diputados. La fuerza de la oposición es sobre el papel suficiente para acabar con Sharon, que ahora solo tiene 55 representantes en el Parlamento.
La única tabla de salvación de Sharon es la extrema derecha. Consciente de su fragilidad, el primer ministro israelí trataba ayer por la tarde de ultimar un pacto con la Unión Nacional-Israel Beituni para que le apoye con sus siete escaños, permitiéndole una mayoría de 62 votos. Solo así Sharon puede evitar la moción de censura. Pero el precio que la extrema derecha exige a cambio del apoyo es elevado, ya que reclaman de Sharon entre otras cosas una 'declaración oficial de defunción' de los Acuerdos de Oslo.
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