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Reportaje:

Una telefónica sin nuevos hilos

La crisis de Marconi pone en peligro el futuro del archivo histórico del inventor de la radio

La crisis financiera de Marconi ha puesto en peligro el futuro del archivo histórico del inventor de la radio, cuya propiedad detenta el grupo británico desde 1968. La colección documenta la primera fase en la historia de las comunicaciones modernas, desde la llegada a Inglaterra del pionero italiano Guillermo Marconi hasta la II Guerra Mundial. Entre los documentos de relevancia histórica se encuentran los experimentos iniciales de Marconi y su diario de 1901 en el que anotó detalles de la primera comunicación transatlántica por telefonía sin hilos. Mensajes de la reina Victoria y señales de socorro del Titanic se incluyen en la herencia documental del gran inventor.

La colección podría dispersarse en el plan de reestructuración que tiene en marcha el deficitario fabricante de equipos de telecomunicación y alta tecnología. La venta de este prestigioso activo, valorado en 1997 en unos 4,5 millones de euros, es una alternativa que contempla el nuevo equipo de dirección de Marconi. Así lo confirmó su presidente en funciones, Derek Bonham, en una turbulenta junta de accionistas celebrada en Londres hace unos días.

La valoración de la compañía británica ha caído en unos años desde 50.000 millones de euros a los actuales 75 millones

La decisión aún no ha sido tomada, pero la vía existe para convertir la joya documental en lotes destinados a una subasta. Marconi creó, el año pasado, una fundación enfocada en teoría a proteger la colección de las dificultades empresariales, pero el traspaso de su propiedad sigue sin ejecutarse.

La posible venta de la herencia documental se suma al mal trago que los accionistas del antiguo coloso industrial están pasando en el último año. Marconi está hoy en las manos de los bancos y bonistas que se hicieron cargo de su deuda de 6.200 millones de euros, según el plan de restructuración anunciado el pasado agosto. La operación dejó un simbólico 0,5% de la propiedad de la empresa en los antiguos accionistas. Los títulos siguen cayendo en picado y de una cotización de 12,50 libras (18,75 euros) en septiembre de 2000 pasaron al mínimo de 1,39 peniques (2 euros). Los accionistas están furiosos con George (lord) Simpson, el cerebro que hundió la compañía tras sustituir, en 1996, al recién fallecido lord Weinstock. Responsable de la venta de Rover a BMW, que se tornó en miseria y humillación para el fabricante alemán de automóviles, lord Simpson transformó el entonces líder industrial británico y de defensa en una compañía de comunicación. Para celebrar su visión, sustituyó el nombre General Electric Company por el de la pequeña división Marconi, que encajaba perfectamente con la nueva dirección de la casa.

Un rosario de inversiones, en Europa y EE UU, en empresas de nueva tecnología cuando la burbuja estaba a punto de explotar hizo crecer la deuda por encima de los 6.600 millones de euros. Bajo la gestión de lord Weinstock, el valor de Marconi cayó de 50.000 millones de euros a 2.250 millones. Hoy vale menos de 75 millones.

Bonham se disculpó por no haber logrado mejores términos para los accionistas. Aseguró que la junta directiva 'lamenta sinceramente' las pérdidas que han sufrido los accionistas en los últimos 12 meses. La protesta se desató con la confirmación de primas a los tres directivos que guían la reestructuración de Marconi. Entre los tres se repartirán bonos adicionales al salario anual por valor de tres millones de euros. 'Los bancos y comités de propietarios de bonos no han puesto ninguna objeción a la gratificación', señala un portavoz de la empresa.

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