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Sólo el 18% de la población adulta utiliza las bibliotecas públicas españolas

Los profesionales piden más formación y recursos ante la sociedad multicultural y tecnológica

Ferran Bono

La sociedad de la información y de la multiculturalidad impone un cambio en el modelo tradicional de biblioteca pública, según los expertos. Éste conllevaría la demanda de más recursos y formación para los profesionales para dar acceso al conocimiento y ser un espacio social de integración. Éstas fueron algunas de las conclusiones del congreso La biblioteca pública, portal de la sociedad de la información celebrado en Valencia. En él se ha puesto de manifiesto que sólo el 18% de la población mayor de edad es usuario de la biblioteca pública, a pesar del importante incremento de la población atendida.

'Las bibliotecas públicas en España necesitan un fuerte impulso y los avances no son suficientes'. Es la primera conclusión del congreso, que recoge la idea que ha planeado sobre la mayoría de las intervenciones. Sólo así se modificarán los usos tradicionales de las bibliotecas públicas. 'Todavía hoy parecen inmersas exclusivamente en una función recreativa y cultural que atiende fundamentalmente las necesidades de la población estudiantil (el 59% de los usarios son adolescentes de 14 a 17 años)', según explica Roser Lozano, de la Biblioteca Pública de Tarragona.

Dos veces por semana van de promedio los habitantes de Finlandia (el país con mayor índice de lectura) a las bibliotecas públicas. Hasta la llegada de la democracia, y sobre todo en la última década, España no se ha dotado de una importante red de bibliotecas (3.763, según los datos de 1998). Conviven pues los problemas antiguos derivados del déficit histórico con los nuevos desafíos derivados de la sociedad de la información y de la propia demanda de los ciudadanos, aunque la mejora en general es sustancial. De 1990 a 1998, el gasto de mantenimiento pasó de 252 pesetas por habitante y año a 609; los préstamos crecieron en ese periodo de 16,3 millones a 28,2 millones.

El panorama de las bibliotecas públicas en España se caracteriza por la diversidad, como se ha puesto de relieve en este primer y fructífero congreso, organizado esta semana por el Ministerio de Educación y Cultura, que ha permitido enfrentar múltiples experiencias de centenares de profesionales. 'Claro, el Sur está más atrasado', comentan no sin humor dos bibliotecarios de Almería y Jaén. Cataluña y las islas Baleares son las comunidades que han experimentado mayor incremento de bibliotecas en el periodo que va de 1990 a 1998, según el estudio Las bibliotecas públicas en España. Una realidad abierta, de la Fundación Germán Sánchez Ruipérez, publicado en 2001. Pero los problemas básicos son los mismos en mayor o menor medida.

Uno de ellos es la formación. 'Muchas veces el usuario tiene más formación que los profesionales', apunta la bibliotecaria catalana Estrella Gómez, a propósito del uso de las nuevas tecnologías y de Internet. En ocasiones, la incorporación de la tecnología a las bibliotecas no ha ido acompañada por una instrucción a los profesionales.

Las conclusiones del congreso reflejan esta carencia. Es imprescindible promover programas formativos continuos y necesario reclamarlos a las administraciones públicas, coinciden en señalar todos los bibliotecarios, si bien no se quiere generalizar y se expusieron programas muy innovadores de determinados centros.

'Ojalá tuviéramos el patrocionio de una televisión y los ocho millones de dólares para las bibliotecas sólo de la ciudad de Chicago', comenta el bibliotecario de Barcelona Juan Carlos Calvo.

En consecuencia, los bibliotecarios centran sus reclamaciones en una mayor atención por parte de las administraciones públicas y sobre todo de los municipios, titulares del 94% de las bibliotecas de España. Faltan recursos, y no tanto nuevas bibliotecas, dicen algunos. El director general del Libro de la Generalitat valenciana, José Luis Villacañas, postula que en su territorio 'se ha ganado la batalla de la cantidad'. 'Ahora falta ganar la batalla de la calidad, racionalizar los recursos y seguir las experiencias de países como el Reino Unido o los nórdicos', añade.

La calidad del servicio depende además del personal. Faltan también bibliotecarios, argumentan algunos profesionales como Juan Manuel Amato, de Jaén. 'Estamos desbordados: tienes que ocuparte de repartir libros y de realizar actividades', agrega.

El voluntarismo de los profesionales suple en numerosas ocasiones la falta de apoyo y de recursos. Algunos bibliotecarios se han tenido que pagar de su bolsillo la asistencia al congreso, apostilla uno de ellos. En algunas, sobre todo las rurales, que desempeñan una función básica, trabaja un solo profesional, agrega otro.

También se reivindica la profesionalización y dignificación de la figura del bibliotecario, al tiempo que algunos profesionales, como Roser Lozano, alerta 'contra el victimismo'.

Todos insisten en que el nuevo modelo de biblioteca como instrumento de integración social y de acceso a la sociedad del conocimiento necesita más recursos y más formación con el objeto de cubrir la creciente variedad de servicios que presta.

La Biblioteca de Castilla-La Mancha, que se encuentra en el Alcázar de Toledo.
La Biblioteca de Castilla-La Mancha, que se encuentra en el Alcázar de Toledo.MORGANA VARGAS LLOSA

La necesaria diversidad

Una de las cuestiones que han centrado la atención del congreso La biblioteca pública, portal de la sociedad de la información ha sido la multiculturalidad. El creciente peso de los inmigrantes en la demografía de España se refleja también en las bibliotecas públicas, que deben integrar a este sector de población y a las minorías étnicas y lingüísticas en general. Y lo debe hacer, 'en las mismas condiciones en que accede el resto de la población', según explica la bibliotecaria Carmen Madrid. Las directrices de la Unesco establecen que las bibliotecas deben reflejar las diversas culturas y sus servicios deben estar a disposición de todos, tomando las medidas apropiadas para ello. En España es díficil poner en marcha un programa así debido, según Carmen Madrid, 'a la falta de tradición en la especialización de la biblioteca pública, contrariamente a lo que ocurre en otros países de nuestro entorno y a que todavía en España la biblioteca pública es una institución orientada en gran medida a aquello que llamamos la mayoría'. Es una realidad que no puede quedar al margen.Especialmente emotiva fue la intervención en el congreso de la responsable de Cultura y Bibliotecas en Medellín, Colombia, Gloria María Rodríguez. Relató cómo se mantiene abierta la biblioteca por el interés de los ciudadanos en medio del fuego cruzado de los distintos grupos armados.

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Sobre la firma

Ferran Bono
Redactor de EL PAÍS en la Comunidad Valenciana. Con anterioridad, ha ejercido como jefe de sección de Cultura. Licenciado en Lengua Española y Filología Catalana por la Universitat de València y máster UAM-EL PAÍS, ha desarrollado la mayor parte de su trayectoria periodística en el campo de la cultura.

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