El Pacto de Estabilidad, cuestionado por los grandes
El lanzamiento de la gran Europa ha cogido a los principales socios en pleno parón económico. Por eso, el debate sobre la supervivencia del Pacto de Estabilidad está ya lanzado oficialmente. Los defensores de su flexibilización son las principales potencias económicas: Alemania, Francia e Italia, dentro de la zona euro, y Reino Unido, desde fuera. En el primer caso, actúan movidos por la presión de la crisis y para poder superar sin problemas adicionales la delicada situación de sus finanzas. En el segundo, porque Londres exige la ruptura de este corsé presupuestario para entrar después en el club del euro.
El presidente de la Comisión Europea, Romano Prodi, se atrevió a calificar el instrumento de 'estúpido' y perdió apoyo para modificar el pacto. Berlín ya escapó en febrero de la reprimenda propuesta por Bruselas por su elevado déficit, pero en breve no podrá eludir la apertura del procedimiento de déficit excesivo por superar el 3%. Lisboa sufrió ese castigo hace un mes. París está también a las puertas de recibir una advertencia.
Los defensores de la flexibilización del Pacto no aceptan que en época de vacas flacas haya que reducir forzosamente el gasto público. Los países pequeños y los de menor peso económico les recuerdan que durante la bonanza económica hicieron un esfuerzo presupuestario para sanear sus finanzas. Se da la paradoja de que fue Alemania la que impuso en 1997 a sus socios estas reglas para evitar que países como España, Grecia o Irlanda pusieran en peligro a la economía europea. Ahora son los únicos que cumplen las reglas.
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