El secreto antártico del Vostok
El mayor lago subglacial sigue intacto, con el sondeo parado a 130 metros de sus aguas El mayor lago subglacial sigue intacto, con el sondeo parado a 130 metros de sus aguas
La curiosidad es un potente motor de la ciencia y muchos investigadores antárticos están muertos de curiosidad ante un misterio que les brinda el continente blanco y que tienen casi al alcance de la mano (a 130 metros, que no es nada cuando se han perforado ya casi cuatro kilómetros de hielo acercándose al mayor lago subglacial conocido, el Vostok). Pero la prudencia se ha impuesto, al menos por ahora, y los investigadores se aguantan su curiosidad al borde de esas aguas jamás tocadas, según dijo Robert Ruthford, que recibió la semana pasada el Premio Príncipe de Asturias de la Cooperación Internacional al Comité Científico de Investigación Antártica (SCAR), como ex presidente del mismo.
No es que los investigadores hayan claudicado para siempre, contó el veterano investigador estadounidense, y aunque se mantiene la postura de evitar el contacto con el agua pristina, otros científicos están ideando estrategias para llegar al lago y realizar análisis.
El Vostok, con 240 kilómetros de longitud, 50 de ancho y unos mil metros de profundidad, es el mayor de los más de 70 lagos subglaciales descubiertos en la Antártida. Es muy singular, además, porque su superficie no es horizontal sino inclinada, con 400 metros de desnivel entre dos lados. Esto se debe a que en una parte se ha formado una capa de hielo directamente por congelación del agua, y no a partir de la nieve, como en la acumulación de casi cuatro kilómetros de grosor que tiene encima. El hielo más antiguo que se ha datado hasta ahora en la perforación indica una edad de 450.000 años.
Por si fuera poco, en las muestras de hielo se han descubierto indicios de microorganismos, de bacterias encontradas en otros lugares de la Antártida, pero que han disparado el interés de los biólogos.
Los rusos fueron haciendo el pozo -sacando testigos de hielo- y rellenándolo de un fluido denso, un derivado del petróleo, para evitar el colapso del agujero y la congelación, explicó Ruthfort. Perforaron 3.590 metros y, en 1999, se detuvieron a 130 metros del agua. Entonces plantearon al SCAR si seguían o no y se decidió parar.
'Pero sigue habiendo un fuerte debate en la comunidad científica: unos son partidarios de continuar hasta el lago; otros proponen ensayar tecnologías nuevas en otros lagos subglaciales y hay quien defiende una perforación nueva desde la superficie en el Vostok para garantizar la esterilidad del sondeo. Los rusos, de momento, no van a continuar', dijo Ruthfort, acompañado por sus colegas Peter Clarckson, secretario ejecutivo del SCAR, y el español Jerónimo López, uno de los vicepresidentes. Los tres participaron en Madrid en un encuentro organizado por la Asociación de Periodistas de Información Ambiental (APIA).
La existencia del lago Vostok se conoce desde hace relativamente poco, cuando a mediados de los años noventa los estudios con ecosondas desde el aire confirmaron los indicios previos. Los rusos habían empezado a perforar en el hielo, junto a su base Vostok, para obtener muestras de hielo a diferentes profundidades, lo que tiene enorme interés científico porque las burbujas de aire aprisionadas en la nieve que se va congelando informan acerca de la atmósfera del pasado y, por tanto, de la historia climática del planeta. Al conocer la existencia del algo, el interés del proyecto se multiplicó.
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