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'Caza del hombre' de las tropas rusas en Chechenia

Las conversaciones de Baráyev desde el teatro ofrecen pistas de sus cómplices

Los militares rusos reaccionaron ayer con el comienzo de una cacería de los cómplices que el comando suicida tenía en Chechenia. Los generales rusos aseguran que no se trata de una ofensiva militar de envergadura, sino de operaciones dirigidas exclusivamente a capturar a los colaboradores de Movsar Baráyev, el comandante de 25 años que fue liquidado durante el asalto al teatro moscovita. Entretanto, los chechenos fieles a Rusia creen que los acontecimientos de Moscú significarán la derrota de los separatistas.

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'El éxito de la operación para liberar a los rehenes en Moscú supondrá un giro radical de la situación en torno a Chechenia y en el interior de la república. Es la derrota definitiva de los que se autodenominaban líderes de Ichkeria', declaró ayer Ajmat Kadírov, jefe de la Administración chechena leal a Rusia. Ichkeria es el nombre mítico con el que los independentistas rebautizaron el territorio secesionista del norte del Cáucaso.

El líder separatista Aslán Masjádov y sus partidarios 'mostraron a todo el mundo su verdadera cara', afirmó Kadírov, un antiguo muftí (autoridad religiosa musulmana) que en la guerra de 1994-1996 apoyó a los independentistas para cambiar más tarde de bando. Masjádov cometió una 'equivocación fatal y la opinión pública mundial le ha dado la espalda después de la horrorosa acción terrorista realizada en Moscú', señaló. Durante los tres días del secuestro, el comandante Baráyev, que dirigió el secuestro y que hace tan sólo dos semanas se encontraba en el distrito checheno de Urús-Martán, realizó una serie de llamadas telefónicas que han dado pistas a los servicios secretos rusos. Por cierto, los extremistas no sólo tenían cómplices en Chechenia, sino también en Moscú, donde la policía detuvo ayer a 30 sospechosos de colaborar. Kadírov, por su parte, advirtió de que no permitiría que se lanzaran las llamadas 'operaciones de limpieza' durante las cuales los militares bloquean poblados enteros y registran, casa por casa, a punta de metralleta.

Los abusos son la norma: robos, golpes, humillaciones e incluso asesinatos y desapariciones con un final siniestro. En un determinado número de casos, los chechenos detenidos por los soldados reaparecen tan sólo como cadáveres.

A los separatistas ahora les esperan tiempos difíciles. Muchos politólogos piensan que ante Masjádov y su gente se comenzarán a cerrar muchas puertas, lo que se traducirá en una crónica falta de financiación para la guerrilla. 'Masjádov se verá aislado y la escasez de medios limitará muchísimo su poder de acción. Como resultado, habrá un cambio radical en el interior de Chechenia', comenta Serguéi Márkov, director del Instituto de Investigaciones Políticas.

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Ya no hay duda de que la toma del teatro moscovita se realizó con la bendición de Masjádov. Hay una cinta con una intervención del líder separatista de la que se desprende que estaba al corriente de los planes del comando suicida. Además, Borís Nemtsov, jefe del grupo de diputados Unión de Fuerzas de Derechas, relató ayer que los secuestradores del teatro de Moscú se comprometieron a liberar un número determinado de rehenes por cada día de paz en Chechenia. Nemtsov parlamentó en el interior del teatro con Abu Bakar, uno de los comandantes extremistas. Sin embargo, cuando Nemtsov llamó posteriormente a Abu y le pidió que cumpliera su promesa, éste le contestó: 'Yo no puedo resolver esas cosas. Hablad con nuestro emir Shamil Basáyev y el presidente Masjádov'.

Serguéi Kiziun, comandante militar jefe de Chechenia, es de los que opinan que lo ocurrido en Moscú influirá positivamente en la situación. 'Ahora los indecisos, los que tenían dudas, renunciarán definitivamente a apoyar a los combatientes' separatistas y romperán los lazos que podían tener con ellos. Incluso habrá guerrilleros que decidirán deponer las armas, afirmó el general.

No todos, sin embargo, comparten este optimismo. Porque el fin de la pesadilla que vivieron los secuestrados en Moscú no significa el fin del problema checheno. Por eso ahora es tiempo de pensar en cómo encontrar una solución para poner fin a la guerra que diariamente se sigue cobrando vidas.

Nemtsov lo dice claramente: 'Para evitar que en el futuro se repitan actos terroristas aún más horrorosos, no debemos dejarnos llevar en ningún caso por la euforia de los halcones y realizar en Chechenia otra sangrienta matanza. Es necesario llegar a una solución política, negociar'.

Si, por el contrario, el éxito de la operación de asalto en Moscú anima al Kremlin a reforzar la vía militar, se podrá encontrar con sorpresas. Porque el secuestro moscovita ha significado un cambio cualitativo: del tradicional guerrillero caucásico con el que Rusia se ha enfrentado desde los tiempos zaristas se pasa al suicida fanático que puede actuar en cualquier lugar.

Es decir, que si no se comienza a buscar seriamente y con urgencia una solución real al conflicto, se corre el peligro de que los separatistas, que ya no tienen nada que perder, asesten otros golpes más duros. Y la próxima vez, en lugar de tomar rehenes, simplemente harán volar por los aires teatros, cines, discotecas o mercados en las principales ciudades trasladando la guerra al corazón de Rusia.

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