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El Gobierno italiano castigará con la cárcel la prostitución en la calle

Una ley reintroduce los burdeles en versión 'cooperativa'

La prostitución callejera es un negocio boyante en Italia, donde el 65% de las 70.000 mujeres que viven de este comercio contacta a sus clientes en la calle. Pero este fabuloso negocio, que permite recaudar a las mafias unos 60 millones de euros al mes, tiene los días contados. El Gobierno de centro-derecha se dispone a aprobar hoy una ley que penaliza esta práctica con multas de entre 200 y 3.000 euros, e incluso con la cárcel en caso de reincidencia. El cliente reincidente, en cambio, se arriesga a perder su coche.

El proyecto de ley, auspiciado, entre otros, por el líder de la Liga Norte, Umberto Bossi, marca el regreso al sistema de prostíbulos controlados, aunque en el texto que se aprobará se habla sólo de 'cooperativas' de trabajadoras del sexo.

La idea inicial de Umberto Bossi era abrir en algunas ciudades los llamados eros-center, una especie de casas de placer perfectamente registradas y sometidas al control fiscal. Pero la iniciativa disgustaba a la ministra de Igualdad de Oportunidades, Stefania Prestigiacomo, diputada de Forza Italia, y siciliana de familia acomodada. La fórmula de Bossi le resultaba demasiado cruda y antiestética a la joven ministra que ha conseguido obtener con sus presiones una ley híbrida que golpea a la prostitución callejera, persigue la explotación sexual de menores y da como alternativa a las mujeres que se dedican al oficio más viejo de la historia la posibilidad de reunirse en casas, o en 'cooperativas', asistidas por una persona que, en todo caso, 'no debe realizar esta tarea con afán de lucro'.

La ley prevé multas de entre 200 y 3.000 euros a las prostitutas que violen la ley y sigan ejerciendo en la calle, y otro tanto a sus clientes. En el caso de resultar reincidentes, a la pena económica (de 200 a 1.000 euros) se añade otra de cárcel que puede oscilar entre los 20 días y los tres meses de reclusión. El cliente reincidente se arriesgará sólo a perder su coche.

Menores e inmigrantes

La prostitución en Italia es, sobre todo, cosa de mujeres, con sólo un 5% de transexuales y un 0,8% de travestidos. La mitad de las que la ejercen son extranjeras y de ellas, un 40% menores de edad. Abundan las nigerianas, seguidas por albanesas, moldavas, rumanas y latinoamericanas, en última posición con apenas el 5% del total.

La ley, que sustituirá a la actual legislación de 1958, no autoriza los burdeles, pero sí una fórmula intermedia, al permitir a las prostitutas vivir en 'cooperativa'. No obliga a las mujeres que comercian con el sexo a someterse a controles médicos pero sí prevé castigos para aquellas que transmitan enfermedades a través del contacto sexual. En uno de sus artículos, el texto aborda la cuestión de las esclavas del sexo, prometiendo protección y asistencia a las jóvenes que intentan dejar la prostitución, y estableciendo penas severas contra los culpables de trata de mujeres.

La ex ministra de Solidaridad Social, Livia Turco, de los Demócratas de Izquierda, criticó el proyecto de ley al considerar que la política de castigo no sirve. 'Así se castiga a las prostitutas que están en la calle, que son las más débiles'. Para Turco sería preferible promocionar 'zonas protegidas' en las que ejercer el viejo oficio.

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