La Unión recupera la esperanza
La victoria del sí a Niza en Irlanda supone el regreso a la normalidad de un país que siempre estuvo en la vanguardia del europeísmo. Celosos de su independencia frente a al Reino Unido, los irlandeses apostaron siempre por Europa, y prueba de ello fue su decisión de entrar en el euro pese a la enorme influencia que la libra esterlina tiene en su economía.
Irlanda, que ha basado su desarrollo económico en su pertenencia a la UE, sorprendió a tirios y troyanos cuando en junio de 2001 votó en contra del Tratado de Niza. '¿Por qué?', gritaron los socios y la Comisión Europea. '¿Cómo es posible que Irlanda reniegue de un tratado que abre las puertas a la ampliación a Europa del Este?', se preguntaron.
'Porque el Tratado de Niza consagra el predominio de los grandes países y acabará con la legendaria neutralidad de Irlanda', proclamaron los defensores del no. El Gobierno, legitimado para convocar un segundo referéndum por la bajísima tasa de participación del primero, inferior al 35%, empezó a analizar las causas del no. Había, en efecto, un temor a la primacía de los países grandes sobre los pequeños, a que la neutralidad de Irlanda quedara afectada, pero también a que la ampliación de la UE provocara una invasión de hordas extranjeras que provocarían el paro y el caos social. El trabajo de la extrema derecha xenófoba había tenido prédica en el electorado.
Gobierno y oposición, espoleados por la mala conciencia de haberse desentendido del referéndum de 2001 -porque lo creían ganado y porque se guardaron el dinero para las generales de este año- se han empleado a fondo esta vez. El mensaje ha sido que sin Europa peligra el futuro de Irlanda, que la mitad de su empleo depende de la UE y que un país que tanto ha aprovechado las ayudas europeas no podía cerrar las puertas a los países del Este. Irlanda y Europa recuperaron ayer la esperanza en el futuro.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.