Zapatero, Llamazares, Méndez y Fidalgo se reúnen para analizar la política social del PP
Sindicatos y partidos separan campos de acción pero mantienen una 'coordinación flexible'
Los dos principales sindicatos, CC OO y UGT, han mantenido en los últimos meses muchas coincidencias con los dos mayores partidos de la oposición, PSOE e IU. Tras la rectificación del decretazo por el Gobierno, los cuatro máximos responsables de estas formaciones se reunieron el lunes en una cena que duró cuatro horas. La conclusión que extrajeron supone que, aun coincidiendo en objetivos, los modos de acción sean ahora distintos. Los partidos seguirán en su oposición pura, mientras que los sindicatos tienen que sentarse a negociar con el Gobierno.
No es ésta la primera reunión discreta de los cuatro secretarios generales: José María Fidalgo (CC OO), Cándido Méndez (UGT), José Luis Rodríguez Zapatero (PSOE) y Gaspar Llamazares (IU). Poco después de la única huelga general contra el PP, el pasado junio, ya hubo una cena que se mantuvo en secreto. De ésta última tampoco quieren hacer ningún tipo de publicidad. Ambos encuentros han partido de iniciativas de los sindicatos.
La autonomía de estrategias entre centrales y partidos quedó muy clara el lunes, según fuentes de las distintas formaciones. Sobre todo después de la marcha atrás del Gobierno con la reforma laboral, el decretazo. Mientras el Ejecutivo se mostraba inflexible y el clima era de enfrentamiento abierto con los sindicatos, éstos estaban 'en el mismo carro' que los partidos de la izquierda, pero ahora sus caminos se separan relativamente, según se dijo en la cena. A pesar de ello, y en expresión de un dirigente sindical, se puede hablar de una 'coordinación flexible' entre las cuatro fuerzas que se basa en la coincidencia de criterios sobre las necesidades de política social y la batalla contra el modelo que quiere imponer el PP.
En la reunión del pasado lunes se habló mucho de política, de la situación social y económica de España y hubo un largo apartado sobre el País Vasco. Pese a esa 'coordinación flexible', todas las fuentes consultadas quisieron dejar muy claro que nadie pretendía llegar a establecer estrategias conjuntas, sino más bien intercambiar información y puntos de vista.
Consecuencias políticas
También se habló de las consecuencias políticas de la marcha atrás del Gobierno. Todos coincidieron en verla como un éxito en primer lugar de los sindicatos pero también de los dos partidos que les apoyaron. IU, desde el primer momento, y el PSOE, algo más tarde, se apuntaron a la batalla contra el decretazo. Y ya previeron que el PP volcaría su estrategia en tratar de demostrar que la oposición se ha quedado sin argumentos.
El miércoles, en la sesión de control, el presidente del Gobierno, José María Aznar, y el ministro de Trabajo, Eduardo Zaplana, entraron a fondo en esa brecha. Aznar reprochó a Llamazares y el ministro a los socialistas que 'ahora que se abre una etapa de diálogo social la oposición se queda sin discurso'. El lunes aún no se había producido este debate, pero ya se habló de esta posibilidad y todos concluyeron que, aunque la rectificación supone un éxito rotundo para los trabajadores, es evidente que la oposición pierde un elemento de debilitamiento del Gobierno.
Sin embargo, enseguida se pusieron a hablar de la situación económica y coincidieron en que al Ejecutivo le va a resultar muy difícil llevar adelante esa nueva imagen de diálogo social. Para empezar, porque aún no se ha resuelto una cuestión clave para sindicatos y oposición como es el subsidio agrario, que afecta especialmente a Andalucía y Extremadura. Además, la mala situación económica que vislumbraron los cuatro dirigentes anticipa etapas de conflicto, especialmente en lo que se refiere a la reducción de la precariedad para evitar los accidentes laborales. También se vislumbró una batalla abierta por la Ley de Calidad de la Enseñanza, a la que se oponen abiertamente PSOE e IU.
Los caminos de batalla contra el Gobierno serán distintos entre sindicatos y partidos. 'Sería un error que los partidos fueran vicarios de los sindicatos; ni les conviene a ellos ni a nosotros', señala un dirigente de UGT. Desde los partidos se tiene la misma percepción a pesar de que las relaciones están ahora mejor que nunca. 'Compartimos visiones, aunque cada uno tiene sus prioridades', resumen desde IU.
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