El 'chip' reciclado
Comienza una campaña piloto para la recogida de 1.000 toneladas de basura electrónica
Como media, y en toda Europa, los residuos procedentes de equipos eléctricos o electrónicos crecen a un ritmo del 5% anual, y representan ya el 4% de las basuras domésticas. En algunos casos, y sobre todo en lo que se refiere a ordenadores o teléfonos móviles, el volumen de desechos crece a un ritmo aún mayor, ya que son bienes cada vez más demandados y cuyo periodo de vida útil no deja de acortarse.
En Andalucía, los últimos cálculos oficiales sitúan la producción de este tipo de residuos entre 40.000 y 60.000 toneladas al año. Al no existir ningún sistema de gestión específico para este tipo de basuras, suelen eliminarse, sin demasiadas precauciones, en vertederos convencionales. Sin embargo, son desechos que contienen elementos valiosos y fácilmente reciclables, junto a componentes considerados tóxicos o peligrosos.
En tanto se aplican las nuevas directivas comunitarias orientadas a regular el tratamiento de estos desechos, algo que no ocurrirá antes de dos años, algunas comunidades se han decidido por aplicar instrumentos jurídicos que ordenen, al menos en parte, la gestión de estos residuos. Así, el Gobierno andaluz está a punto de dictar un decreto que organiza los grupos y sistemas individuales de gestión para pilas, baterías y materiales eléctricos y electrónicos.
Responsabilildad
Al igual que ha ocurrido con otras familias de residuos, la nueva norma otorga a los fabricantes y distribuidores de estos productos la responsabilidad de una correcta retirada de los mismos cuando se conviertan en desechos, así como los posteriores procedimientos de clasificación, reciclaje, reutilización o eliminación controlada a los que han de someterse.
Adelantándose a las disposiciones del decreto, la Consejería de Medio Ambiente, a través de la empresa pública Egmasa, ha puesto en marcha una campaña piloto para la recogida y gestión de estas basuras que ya se está aplicando en zonas de Málaga, Sevilla, Huelva y Cádiz. Utilizando los puntos de recogida con que cuentan algunos ayuntamientos, se estima que, en un año, podrán retirarse unas 700 toneladas de residuos eléctricos y electrónicos procedentes del ámbito doméstico, a las que habrá que sumar otras 300 toneladas aportadas por el sector industrial.
Este millón de kilos terminará en un centro de clasificación ubicado en Sevilla, donde tres empresas especializadas se ocuparán de clasificar los distintos elementos. Televisiones y monitores en general, por ejemplo, podrán ser desmontados en este centro, y de otros aparatos, como pequeños electrodomésticos, también podrán extraerse aquellos componentes que pudieran ser reciclados.
Los ecologistas, sin embargo, no se muestran muy conformes con este modelo. A juicio de Daniel López, de Ecologistas en Acción, 'apostar únicamente por sistemas de gestión margina las alternativas de reducción y recuperación de estos residuos'. El borrador de decreto no establece mecanismos para disminuir el volumen de estos desechos y, además, se refiere a ellos como materiales 'destinados al abandono', con lo que, añade López, 'olvida la posibilidad de reducir la producción de este tipo de basuras y recuperar sus componentes útiles'.
Al haberse decidido por un modelo que otorga toda la responsabilidad a los fabricantes, sostiene López, 'no se da solución, por ejemplo, a los ordenadores clónicos, ni a las marcas que ya no se fabrican, ni a los aparatos que se producen fuera de la Unión Europea'. Tampoco se ha previsto en la nueva disposición el papel de los recuperadores locales, 'los antiguos chatarreros reconvertidos en recicladores modernos, sector que genera empleo y contribuye a reducir los vertidos y aprovechar las materias primas'.
Además, se quejan los ecologistas, es una norma en la que no se ha buscado la complicidad de los ciudadanos. 'Cualquier iniciativa pública, por bienintencionada que sea, debe contar con la comprensión y la colaboración ciudadana', argumenta López. En definitiva, añade, 'es necesario que la población practique un consumo responsable, no dejándose llevar por modas, agotando la vida útil de los aparatos, comprando los más ecológicos y evitando la conducta del usar y tirar'.
Comentarios y sugerencias a propósito de Crónica en verde pueden remitirse al e-mail: sandoval@arrakis.es
Basura útil
Desde la Universidad de Cádiz, Enrique Montero, profesor de Tecnología Electrónica, lidera desde hace tiempo diversas iniciativas encaminadas a impulsar la reutilización y reciclaje de aparatos eléctricos y electrónicos.Alguna de las experiencias que ha llevado a cabo a través de los Círculos de Innovación y Tecnología de la citada universidad son ciertamente llamativas, y demuestran los absurdos patrones de consumo que suelen aplicarse a estos bienes.Ya se encuentra en fase de desarrollo un sistema de localización para enfermos de Alzheimer que permite determinar con precisión el lugar en el que se encuentran en cada momento e, incluso, puede emitir una aviso en caso de que sobrepasen los límites de un área determinada. El sistema se apoya en las redes de telefonía móvil y, para reducir costes, aprovecha terminales en desuso que, sin embargo, son plenamente operativos para esta aplicación. No es necesario que funcione la pantalla, ni el altavoz, ni siquiera el teclado. Basta con que el teléfono sea capaz de conectarse a la red de telefonía móvil, con lo que podrían destinarse a este uso la mayoría de los teléfonos que ahora terminan en la basura. En España se calcula que hay unos 10 millones de teléfonos móviles que, sin haber agotado su vida útil, están sin utilizar. Idéntica filosofía se ha aplicado con los ordenadores, teniendo en cuenta que incluso los procesadores más antiguos son aún perfectamente aprovechables para un buen número de aplicaciones. 200 ordenadores, destinados a convertirse en chatarra y cedidos por algunas empresas, han sido reciclados por estos especialistas de la Universidad de Cádiz, que los han destinado a los centros educativos de Salobreña (Granada), operación que ha supuesto una inversión de sólo 90 euros por aparato.
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