'La ecológica es la única revolución agraria aceptable'

Los cultivos transgénicos no constituyen un fenómeno de índole científica sino económica, asegura Antonio Bello. Biólogo, experto en patología vegetal, ex director del Departamento de Agroecología del CSIC y asesor de Naciones Unidas, acaba de ser elegido vicepresidente de la Sociedad española de Agricultura Ecológica, ha participó en Pamplona en una mesa redonda organizada por la asociación Bio Lur.

Pregunta. ¿Los transgénicos son una esperanza o una amenaza?

Respuesta. El debate al respecto es esencial, y debe abarcar todas sus implicaciones. Los impactos ambientales, sanitarios y sociales de los transgénicos son tan evidentes que ya nadie los pone en duda. Nosotros dudamos de su eficacia, pero en el Norte nos olvidamos que en muchas comunidades de países del Sur lo que preocupa no son los transgénicos o los pesticidas, sino dar de comer a sus familias.

P. ¿Duda de la verdadera eficacia de las variedades modificadas?

R. La realidad es que no son eficaces. Además, cuando se dice que se está trabajando en alternativas de control, no se dice la verdad. Los organismos patógenos son plásticos y en un periodo de tiempo corto, muchas veces en laboratorio, en apenas cinco meses tenemos ya poblaciones virulentas de algunos patógenos y en cuatro o cinco años esa modificación genética de una semilla no ha servido absolutamente para nada. La contaminación transgénica va a ser incluso más perjudicial que la contaminación química, porque estamos hablando de organismos vivos que se reproducen.

P. ¿Es partidario de una moratoria en el cultivo de variedades transgénicas?

R. Sí, porque creo que en agricultura la verdadera revolución no ha sido la revolución verde iniciada en los años sesenta, que ha sido todo un fracaso propiciador de la gran contaminación química de la que nos habló Raquel Carlson en su libro Primavera silenciosa. La a única revolución que se puede producir en el siglo XXI es la revolución ecológica basada en la gestión de los sistemas agrarios acorde con los ciclos naturales de la biología. El grave problema es que para ese tipo de investigación se invierten cantidades ridículas.