Recesión inacabada
Hacía tiempo que un documento como el monográfico recién publicado por The Economist, con el sugerente título 'The unfinished recession', no generaba tan amplio e intenso debate en medios académicos y en los principales y más especializados medios de comunicación.
Con la economía estadounidense como foco de atención, apunta básicamente que no sólo no ha fenecido el ciclo económico como han postulado con fervor algunos abanderados de la nueva economía. Por el contrario, señala, la recuperación del tono expansivo tras el estallido de la burbuja financiera, que a estas alturas nadie cuestiona, será previsiblemente mucho más lenta y volátil.
La novedad no es tanto la tesis de fondo; la pervivencia del ciclo económico que ya José anticipaba en el libro del Génesis al faraón cuando hablaba de siete años de abundancia seguidos de otros tantos de sequía, sino la discusión sobre los factores diferenciales y la cadena causal que propicia este nuevo proceso cíclico de la economía estadounidense y mundial.
La recuperación del tono expansivo tras el estallido de la burbuja financiera, que a estas alturas nadie cuestiona, será previsiblemente más lenta y volátil
Se apunta bien que nunca hasta esta última fase expansiva ¡y por mucho!, las acciones habían estado tan sobrevaloradas en términos de ratios fundamentales convencionales. Tampoco tantas familias han mantenido un peso relativo tan grande de su riqueza financiera vinculado a las acciones.
Asimismo, posiblemente nunca se haya alcanzado el grado de sobreinversión de estos años y, por supuesto, tal grado de endeudamiento del sector privado -empresas y familias-, no importa qué ratio se utilice, apalancado sobre el crecimiento inusitado del propio valor de los activos que garantizan el crédito y los más sofisticados mecanismos de difusión del mismo.
El cambio de naturaleza del ciclo económico tiene una segunda derivada: la respuesta de los gobiernos en términos de instrumentación de su política económica y monetaria. Ya es ampliamente asumido que simples políticas keynesianas de manejo de la demanda agregada no son suficientes (algunos incluso piensan que son contraproducentes).
El caso, además, es que no hay problema de inflación y los tipos de interés ya están también en mínimos históricos. En este contexto, la explosión de una burbuja puede tener incluso más riesgos.
No siendo fácil la respuesta, lo peor sería no obstante caer en la tentación de trabajar con escenarios irreales 'políticamente correctos'.
Daniel Manzano y Raquel Vázquez son socio y analista, respectivamente, de Analistas Financieros Internacionales.
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