Más matemáticas y menos religión

La publicación del estudio PISA, realizado en 32 países por la OCDE, para evaluar la comprensión lectora, la competencia matemática y la cultura científica de los estudiantes de Secundaria produjo, en su momento, unos alarmistas titulares en ciertos medios, perfectamente programados y calculados por el PP y sus expertos en propaganda política. Se concluía, sin más análisis, que España quedaba por debajo de la media en los tres aspectos y se señalaba a la LOGSE como el origen de todos los males, siendo inevitable, en consecuencia, cambiar el actual sistema educativo para conseguir que la España del futuro siguiera yendo bien, es de suponer.

Realmente, si se analiza con el debido rigor el informe PISA, los resultados no son como para alarmarse, más bien al contrario. En lo referente a matemáticas, donde se dan los peores resultados de los tres aspectos que analiza el estudio, España obtiene 476 puntos, mientras Japón obtiene la mejor puntuación con 557 puntos. Eso significa que, si se concede a Japón una calificación de 10, España obtiene 8,5 (y EE UU, en la zona media 8,9). Incluso en este aspecto, pues, las diferencias son muy pequeñas. Es interesante señalar que, además, que los resultados españoles en matemáticas han mejorado respecto al anterior estudio realizado en 1995.

Para dar respuesta a este supuesto problema el PP se quita la mascara de centrista, se muestra como lo que realmente es: La derecha de siempre, dura y añeja, y se saca de la manga una llamada Ley de Calidad que entre otras lindezas propone segregar a los alumnos de 14 años en diferentes itinerarios, según sus capacidades, intereses y rendimiento académico. Poniendo en solfa con ello uno de los logros más importantes de la LOGSE: Una educación común para todo el alumnado, que corrija las desigualdades de origen; una educación común que no supone, salvo interpretaciones simplistas y espurias, bajar los niveles y perjudicar a los buenos estudiantes, sino que mejorará la educación del conjunto de los futuros ciudadanos y ciudadanas. De hecho el informe PISA reconoce lo negativo de una segregación tan temprana.

Tampoco pretendo decir que el actual sistema no adolezca de graves dificultades en su aplicación práctica, un sistema comprensivo no es plausible sin la adecuada atención a la diversidad del alumnado que proviene de las diferencias individuales en cuanto a estilos y ritmos de aprendizaje, experiencia escolar, capacidades e intereses, es preciso centrar más la atención en lo que cada alumno puede aprender que en lo que todos deben aprender. Algunas de las medidas de atención a la diversidad, diversificación curricular por ejemplo, está dando muy buenos resultados actualmente. Creo que ese es el camino, las administraciones educativas deben ofrecer más medios y recursos materiales, educativos y humanos para dar respuesta a la diversidad desde edades más tempranas y sobre todo detectar los problemas educativos antes de que ya no tengan solución.

Para mejorar esas presuntas deficiencias en los aspectos básicos a las que se hace alusión en el informe PISA no sería más sencillo, de sentido común, dedicar más tiempo al desarrollo del currículum de matemáticas y de las demás materias instrumentales básicas en detrimento, por ejemplo, de la asignatura de religión católica y su equivalente no confesional. Y que las religiones, incluida la católica, se enseñen en sus respectivas iglesias, mezquitas, sinagogas..., haciendo uso de sus propios recursos materiales, económicos y humanos. Y en todo caso fuera del sistema público educativo. Con lo cual, efectivamente, conseguiríamos más matemáticas y menos religión, más futuro y menos catecismo. ¡Esa sí que se sería una medida de mejora de la calidad del sistema educativo¡ ¿Administraciones educativas esto es tan difícil?