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INTERNACIONAL

España se asoma a China con timidez

Shanghai y Hong Kong se enfrentan por convertirse en la principal puerta del país

Todas las grandes economías mundiales se disputan un lugar en Shanghai, sin embargo España sigue sin decidirse a entrar por la puerta grande en esta ciudad, vanguardia del desarrollo de China y artífice del milagro de un crecimiento sostenido cercano al 18% durante la pasada década. Shanghai es un torbellino de 16 millones de habitantes, dispuesto a digerir toda la inversión exterior que se le lance.

La inversión española directa en China apenas llegaba el año pasado a 5,5 millones de euros, menos del 0,5% de la inversión total

Hasta ahora los empresarios españoles se sienten más cómodos en Hong Kong, la antigua colonia británica que tradicionalmente ha sido la puerta de China al exterior. Pero la competición entre Shanghai y Hong Kong es hoy feroz y la inversión española en Hong Kong cayó en 2001 a poco más de seis millones de euros desde los 119,5 millones invertidos el año anterior, aunque los expertos consideran esta bajada como 'coyuntural y atribuible a la crisis económica de Occidente'. Íñigo Febrel , consejero de España en Hong Kong, sostiene que para el empresario español 'es más fácil' trabajar en China a través de un socio hongkonés que esté bien situado en ese enorme país.

Pero la vitalidad de Shanghai comienza a ser un imán al que ni siquiera los españoles pueden resistirse. Los shanghaineses dicen que sus rascacielos crecen más rápido que el bambú y que Pudong, la orilla este del río Huangpu, es un bosque de estos modernos tallos. Para muchos, Pudong es el Manhattan asiático. 'Es difícil entender por qué España no aprovecha esta oportunidad de oro. Aquí hay espacio para todos', afirma David Gosset, director de la Academia Sinica Europea, integrada en la prestigiosa Escuela Internacional de Negocios China-Europea, financiada a medias por la UE y el Gobierno de Shanghai.

Las cifras son el mejor espejo de la realidad. La inversión exterior sólo en la zona de Pudong ascedió en 2001 a 16.000 millones de dólares. Este año, con la entrada de China en la Organización Mundial del Comercio, lo que ha facilitado los trámites, se está produciendo un incremento que, de continuar al mismo ritmo, habrá aumentado un 20%.

Mientras, la inversión española directa en China apenas llegaba el año pasado a 5,5 millones de euros, menos del 0,5% de la inversión total . Según los expertos, esto se debe a que las empresas españolas son relativamente pequeñas y a que, a diferencia de lo ocurrido en América Latina, en China no ha habido un desembarco de los grandes bancos y empresas españolas que abriera el camino de las medianas. En el comercio bilateral, el volumen tampoco es brillante y la balanza es muy desfavorable a España. En 2001 exportamos un total de 1.149 millones de euros, frente a una importación de 5.351 millones de euros

A pesar de ello, la consejera comercial de España en Shanghai, Coriseo González-Izquierdo, señala que hay presencia española en casi todos los sectores de la economía, desde la venta de vino por Félix Solís, a la de mármoles por Marmoletto, pasando por la de proyectos llave en mano y equipos, de Emex, SA, entre otros muchos.

Pero lo importante, según González-Izquierdo, es que se ha producido un 'cambio cualitativo' del empresario español, que ahora deja de plantearse el mercado chino como un mercado de exportación y muestra una tendencia creciente a la inversión para posicionarse en el mercado local y abaratar sus costes de fabricación. Entre éstos destacan empresas en el sector el alimenticio como Chupa Chups; en infraestructura, como El Puerto de Barcelona, que colabora en la ampliación del vecino puerto de Ningbo; en sistemas informáticos, como Indra, que se encarga del billetaje del metro de Shanghai. González-Izquierdo destaca también que la autopista entre Shanghai y Nanjing tiene señalización española; que la fábrica de gafas de Indo va viento en popa y que Mondragón, además de la división de Fagor, tiene una fábrica de bicicletas estáticas.

Otro de los campos que España comienza a explorar en China es el de la moda, en cuya feria hubo este año un pabellón español en el que estaban representadas ocho empresas. La moda, y en concreto el calzado español, se ha asentado ya en Hong Kong, que se recupera de la crisis asiática mientras trata de amoldarse a los nuevos tiempos que la apertura del gigante asiático ha impuesto al que fue el único escaparate de la China maoísta.

Tren de alta velocidad

El tren de alta velocidad que une el nuevo aeropuerto, situado en la isla de Lantau, con la península de Kowloon y la isla de Hong Kong, y la estación de Kowloon son los puntales de la presencia española en esta zona cuya soberanía recuperó China en 1997. El tren es de CAF y la estación la construyó Necso, que ahora realiza una nueva estación, la de Sheung Rod, en los llamados Nuevos Territorios, integrados en la Región Especial de Hong Kong, además de tender las vías de una nueva línea de metro que tendrá 14,5 kilómetros de larga, un proyecto que cuesta 8.000 millones de euros. Rafael Rubio, gerente de proyectos de Necso, afirma que aunque el mercado es muy competitivo 'aquí se tiene la suerte de enfrentrarse a los mejores del mundo'. Necso ha licitado y se encuentra en una muy buena posición para obtener un buen trozo del pastel del parque temático que Disney ha comenzado a levantar en Lantau y que tiene previsto inaugurar en 2005. Rubio confía también en que HK Disney le 'abra las puertas' de Shanghai, ya que el puerto que embrujó a tantos occidentales a principios del siglo XX pretende tener su propio parque de Disney en 2010, año en que anhela convertirse en sede de la Exposición Universal.

En cuanto al comercio bilateral, desde 2001 las exportaciones españolas sufren la caída de la demanda hongkonesa, que redujo las ventas ese año a 457 millones de euros. En lo que de va de 2002 el declive se afianza otro 19%. Sin embargo, las importaciones españolas de productos de Hong Kong se mantienen estables. El año pasado alcanzaron los 251 millones de euros. 'Hong Kong ha sido, es y será una plataforma esencial no sólo para China sino también para toda Asia', destaca convencido Guillermo Díaz-Sevilla.

'Ahora es nuestro momento'

Juan Dedeu, presidente de la recién formada Asociación de Catalanes en China, sostiene que con la privatización de las empresas estatales chinas y el actual desarrollo económico se han creado decenas de miles de empresas privadas de tamaño mediano que se adaptan perfectamente a la capacidad de las compañías españolas. 'Ahora es nuestro momento de penetrar en China', afirma Dedeu que, sin embargo, reclama la base de Hong Kong como el método más acertado de entrar en el Imperio del Centro. 'Hong Kong ha dejado de ser una puerta para convertirse en un pilar fundamental del desarrollo chino', comenta.

Íñigo Febrel, consejero comercial de España en Hong Kong también considera que hay un 'interés mutuo creciente' hispano-chino que, sin duda, se traducirá a medio y largo plazo en una implicación mucho más estrecha de las dos economías.

Para ese camino, Juan José Morales, presidente de la Cámara de Comercio de España en Hong Kong, apuesta por las facilidades que frente a Shanghai ofrece Hong Kong: 'un Estado de derecho, unos servicios financieros y una ausencia de corrupción' que le dan unas ventajas extraordinarias a la hora de adentrarse en el Imperio del Centro.

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