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XII BIENAL DE FLAMENCO DE SEVILLA

Las nuevas tendencias polarizaron lo mejor y lo peor

Esta Bienal ha polarizado lo mejor y lo peor en aquellos espectáculos que han tenido una intención renovadora. Es normal que suceda así. Lo nuevo, lo que de alguna manera toma posiciones en la vanguardia, genera con frecuencia transgresiones y estas conllevan la polémica.

El caso más extremo lo tuvimos en Israel Galván, siempre en el filo de lo que no llega a ser flamenco o deja de ser flamenco. Sus propuestas provocan filias y fobias apasionadas, pero son propuestas serias. Lo que ya no tengo tan claro es que el arte flamenco llegue a aceptarlas de una vez.

Otro espectáculo dificil de clasificar es el de Eva Yerbabuena, por salirse radicalmente de lo que hubiéramos esperado. Hansel Cereza la mete en el centro de una extraña historia, con una complicada parafernalia que persigue ante todo el efectismo. Pone a Eva a bailar con sombras, olvidando que el baile flamenco tiene una carnalidad de la que no se puede prescindir. Y ella pese a todo hace unos bailes de maravilla.

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Rinconete y Cortadillo, de Javier Latorre, aportó originalidad y frescura en un insólito espectáculo. Y humor, mucho humor, lo que en el baile flamenco no es frecuente. Humor también, con referencia en los versos lorquianos, en la obra Dime, una felicísima ocurrencia de Ortiz Nuevo y Pepa Gamboa, con Manuel Soler, Diego Carrasco y el excelentísimo baile de Javier Barón.

De Canales esperábamos algo parecido a lo que vimos en su Minotauro, un enloquecido laberinto sin mucho fundamento. Sara Baras prosigue la línea iniciada con Juana la Loca, contando ahora la vida y muerte de Mariana Pineda en un espectáculo que defraudó. Manuela Carrasco y Cristina Hoyos fueron las de siempre.

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Otro capítulo a considerar es el del cante. Bueno, malo y regular. No lo oí todo, por supuesto. Pero asistí al concierto de Morente, siempre discutido por algunos y que a mí me pareció extraordinario. También Carmen Linares estuvo notable en su actuación junto a Gerardo Núñez. Éste en el mismo concierto hizo una parte en solitario, afirmándose como uno de los grandes de la guitarra actual. Igual que Cañizares, brillante en su Flamenco picassiano. Y no quiero dejar de citar el gran concierto de Dorantes.

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