La infancia y sus largos días

Dice Kate que ella en general no está a favor de los recuerdos, que tiene algunos buenos, pero que 'preferiría meterlos en un armario hermético y cerrar la puerta'. Eso es lo que cuenta Kate, un personaje de ficción creado por Mary Lawson y que es la protagonista de A orillas del lago. Pero el texto en la novela va a en sentido contrario a sus deseos, pues lo que describe la autora es un viaje en la memoria para llegar con ella hasta los gestos más lejanos.

Kate Morrison regresará al norte de Ontario para comprobar que todavía está allí con sus hermanos, porque es en esa tierra, definida como vasta y silenciosa, donde anduvo en la infancia. Cuando recuerde, cuando nos cuente, volverá a ser esa niña que tumbada boca abajo a orillas de la laguna ve su cara reflejada en el espejo del agua, y meterá la mano y será con el pulgar que querrá atrapar algún insecto. Navega con el recuerdo y se presenta la infancia y ya está Kate en casa, porque se reconoce en el viento, porque hay un tronco de árbol en el que distingue la huella de una espalda, porque la nieve de los inviernos no se parece a otra, porque aún recuerda cómo es el fuego de la chimenea en la casa y qué aroma tiene el aire mientras vuelve apresurada por un sendero bordeado de zanahorias y habichuelas.

Ésta es una novela sencilla que contiene pasajes hermosos. Lawson, que no nació en el norte, sino en un pueblo pequeño del sur de Ontario, y que reside en Londres, podría haber contado la historia de un duelo que dura años, pues cuatro hermanos pierden a su padres en un accidente; o que éste fuera un texto que girara alrededor de las diversas facetas de la frustración, o el enfrentamiento, pues los varones tomarán decisiones que marcarán sus vidas. También podría tratarse de un relato que habla sobre la responsabilidad o el distanciamiento. O la pérdida y los celos. Sobre el dolor y también sobre la renuncia. Sobre los sueños. De todo esto hay en la novela, sin embargo, A orillas del lago es claramente una historia sobre los largos días de la infancia, ese lugar al que cuando se acude nos recuerda que lo que allí sucede se graba a fuego. Y así se lee. Por eso resulta interesante esa relación que se crea entre Matt y Kate y que marca la estructura de la novela y que organiza la tensión narrativa del texto.

En la novela importa mucho el paisaje: el agua de las lagunas. Los abedules que se plantan, la llovizna helada, la tierra blanda. O el sonido de los gansos salvajes que pasan volando. Y entre todo aquello los hermanos Morrison, los huérfanos Morrison, Luke, Matt, Kate y Bo, sobreviviendo juntos a una tragedia. Perdiendo la inocencia.