La OTAN prevé un futuro con más terrorismo y riadas de inmigración

George Robertson dibujó ayer en Bruselas un panorama mundial estremecedor para los próximos años. El secretario general de la OTAN formuló, por este orden, cinco predicciones sobre lo que se avecina: más inestabilidad, mayores repercusiones en Europa y América por los grandes flujos migratorios, más terrorismo, más 'Estados fallidos' como Afganistán y una mayor proliferación de armas.

Por todo ello, señaló, Europa y Estados Unidos deben reforzar sus lazos en materia de seguridad a través de la Alianza Atlántica, y , a la vez, realizar mayores esfuerzos en defensa y en mejorar sus relaciones con Rusia, Asia y los países mediterráneos, afirmó el secretario general de la OTAN.

Robertson, que rara vez emplea un tono tan elevado, efectuó estas declaraciones en el curso de las jornadas bajo el título Praga 2002. Desafío y Cambio en la OTAN, organizadas en preparación de la cumbre atlántica que se celebrará el 21 y 22 de noviembre en la capital checa.

'¿Ante qué tipo de tormentas debemos estar preparados?', se preguntó. 'El Cáucaso, Asia Central, norte de África y Oriente Próximo ofrecen un rico y potencial cóctel de inestabilidad', porque son áreas que están en medio de 'transiciones políticas y económicas de dimensiones históricas'. Como consecuencia de esa inestabilidad, EE UU y Europa se verán gravemente afectadas por 'las migraciones, un aumento del número de solicitantes de asilo y una explosión del tráfico de seres humanos con lo que entraña: violencia, drogas...'. El terrorismo, además, 'traspasó ya un límite el 11-S' de forma que los fanáticos ya no buscan llamar la atención con pocas víctimas, intentando ocasionar pocas víctimas, sino todo lo contrario, porque ya sólo persiguen matar por encima de lograr 'unos objetivos políticos' concretos.

Globalización

En la época de la globalización, explicó Robertson, el Estado sigue siendo la base organizativa de la 'civilización moderna'. 'Pero no todo Estado es sostenible', agregó, en referencia a países fragmentados en 'pequeñas regiones, lideradas por señores de la guerra, financiados con el tráfico de drogas y otras actividades criminales'. 'Como se ha demostrado en Afganistán, ese tipo de Estados se convirtieron en un paraíso seguro para los terroristas'.

Pese a semejante panorama, Robertson aseguró que los aliados pueden enfrentarse a tales retos. Como ejemplo citó Bosnia, aunque enseguida precisó que para hacer lo mismo en Afganistán se necesitarían 700.000 soldados, una opción que 'no es práctica'.

Por el contrario, señaló la necesidad de que los aliados se doten de nuevas capacidades militares (es uno de los objetivos de Praga) y de que la UE ponga en marcha su fuerza de intervención para gestiones de crisis. También destacó la necesidad de reforzar los lazos con Rusia para hacer frente al terrorismo y de mejorar las relaciones con Asia y los países mediterráneos, porque, como recordó, los atentados del 11-S los organizó un saudí residente en un país asiático, que utilizó a ciudadanos del este y sur del Mediterráneo que vivían en Europa y atacaron EE UU.

Robertson no citó a Irak expresamente, pero sí lo hizo en el mismo acto Stephen Hadley, consejero de seguridad nacional de EE UU, quien aseguró que los aliados tendrán que hablar de Irak en la cumbre de Praga, y que esperaba la adecuada respuesta 'ante una amenaza común'.