Hermanos de sangre

Basada bastante libremente en una novela notable, Un enano español se suicida en Las Vegas, de Francisco Casavella, y regreso al terreno del cine criminal, que es donde mejor se ha movido siempre, de un director exitosamente metido a productor, Antonio Chavarrías, Volverás cuenta con varios ingredientes que la hacen un buen ejercicio de escritura personal.

Uno, qué duda cabe, es el propio motor de la acción, una gentileza de Casavella: el reencuentro de dos hermanos, separados por diferencias familiares no demasiado explicitadas, pero bien nítidas para el espectador en cuanto la acción se pone en marcha. Un reencuentro que moverá, primero de manera involuntaria, pero luego casi como una forma de autopunición de uno de ellos, oscuros fondos de dependencia y fascinación ocultos en la mente del más débil, que tal vez no por casualidad es el narrador principal -aunque no el único- de la función.

Otro, un retrato más que plausible, notable de los lóbregos ambientes que descubre el hermano menor, Nacho (Ugalde: es el suyo un trabajo de gran soltura y matización, que lo coloca entre los buenos profesionales de su generación), en los que el hermano mayor, Carlos (Ulloa, un punto menos interesante de lo que hubiera requerido el complejo, siniestro personaje), se mueve como pez en el agua. Y otro, en fin, la lenta pero nítida narración del proceso que llevará a un hermano hacia las redes del otro, en una relación de culpabilizada simbiosis que tiene mucho de autodestructivo.

Chavarrías narra, con la limpieza y la sobriedad que, a estas alturas, constituyen lo mejor de su escritura cinematográfica, la relación de estos hermanos con contención y un sabio manejo de la ocultación de los elementos necesarios para entender la hondura del drama filial que ante nuestros ojos se desarrolla. Le falta matizar más, tal vez porque se siente menos a gusto en esos ambientes, los vínculos de familia gran burguesa que están en la base de todo el drama, así como profundizar en la relación entre Nacho y su novia, Claudia (Joana Rañé, hija de actores notables, en su primer papel importante), que termina sabiendo a poco. Pero más allá de esos matices, Volverás resulta un sólido y equilibrado recordatorio del viejo axioma de quien más te quiere (o debería quererte) será quien más te haga sufrir.