Duelo sin piedad entre dos líderes balcánicos
El presidente croata, Mesic, y Milosevic se acusan en el Tribunal de La Haya de haber destruido la antigua Yugoslavia
El duro careo al que Slobodan Milosevic sometió ayer al presidente croata, Stipe Mesic, testigo en su contra llamado por la fiscalía del Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia (TPIY), marcó el momento más tenso del juicio contra el antiguo líder serbio. Milosevic y Stipe Mesic se enzarzaron en una pugna verbal sin precedentes hasta ahora en La Haya. Si el martes el ex líder serbio llamó 'fascista' al testigo, ayer lo acusó de haber sido un espía de los servicios secretos croatas y de los crímenes cometidos por las tropas de Croacia. Con gran precisión de fechas dijo también que había creado, entre 1990 y 1991, un clima de odio contra los serbios.
Como ya ocurriera antes, Mesic evitó mirarle a los ojos, pero cuando Milosevic le recriminó haber ordenado quemar las aldeas serbias, se revolvió con furia. 'Eso es una patraña. Es como si usted dijera que participé en el asesinato del presidente Lincoln', contestó. Ambos políticos se acusaron luego mutuamente de haber dividido Yugoslavia hasta destruirla y los ánimos se encendieron todavía más. 'Coincidimos en que los que perpetraron los crímenes deben ser juzgados, pero yo no estoy en el banquillo de los acusados', señaló Stipe Mesic. 'Ése es el problema', respondió Milosevic.
En un momento del careo, el cruce de reproches fue tan rápido como el de una discusión y el presidente de la sala, Richard May, tuvo que pedirles a ambos que hablaran más despacio para que los traductores recogieran sus palabras. Ante el cariz político que presentaban las cosas, May le recordó de nuevo a Milosevic que, como su propio defensor, debía limitarse a demostrar que no cometió los crímenes que se le imputan sin hacer discursos políticos.
A pesar del ardor con el que ha testificado contra el ex líder serbio, la presencia de Stipe Mesic en La Haya coincide con la negativa de Croacia a entregar al TPIY al general Janko Bobetko, considerado un héroe de la independencia nacional. Según la fiscalía, sin embargo, estaría implicado en el supuesto asesinato en 1993 de un centenar de serbios en Medak, al sur de Zagreb.
El careo entre Milosevic y Mesic quedó oscurecido por el anuncio de que Biljana Plavsic, ex presidenta serbia de Bosnia, había llegado a un acuerdo con la acusación para manifestarse culpable de crímenes contra la humanidad. A cambio, serán retirados los otros cargos de genocidio y crímenes de guerra cometidos en el conflicto de los Balcanes que pesaban también contra ella. En libertad provisional y en espera de juicio desde el año pasado, la que fuera ferviente colaboradora del huido líder serbobosnio, Radovan Karadzic, aseguró que no había pactado declarar contra Milosevic.
Plavsic admite culpabilidad
Es la primera vez que un acusado de este relieve admite su culpabilidad ante el TPIY y Plavsic se expone a pasar el resto de su vida en la cárcel. Su decisión puede suponer además un cambio de rumbo en el proceso contra el propio Milosevic. Al haber 'preparado planes para instigar y favorecer la persecución de musulmanes y croatas en Bosnia-Herzegovina', la dirigente política ahora caída en desgracia reconoce que el Ejército serbio de Bosnia colaboró con las Fuerzas Armadas yugoslavas y admite que había un plan para limpiar de otras etnias la Gran Serbia.
Plavsic, de 72 años, se entregó voluntariamente al tribunal en enero de 2001. Después de manifestarse entonces inocente de ocho acusaciones de genocidio, crímenes de guerra y contra la humanidad fue puesta en libertad provisional en espera de juicio. Sometida a vigilancia policial en Belgrado, sus abogados subrayaron ayer que esperará allí la sentencia porque no había apartados secretos en el acuerdo sellado con la fiscalía del TPIY. 'No hay arreglo alguno respecto a la condena. Mi cliente sabe que afronta la cadena perpetua', señalaron los abogados.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.