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Reportaje:

Algo más que 'talego'

Los expertos creen que los jóvenes detenidos por grabar sus agresiones deben ser tratados por especialistas

Cárcel sí, pero no sólo cárcel. En ese diagnóstico coincidieron ayer diversos expertos para referirse al caso de los siete jóvenes detenidos en Nou Barris por agredir a indigentes y otros actos vandálicos que grababan en vídeo. Tres de ellos ingresaron en la prisión de la Trinitat en la noche del martes acusados de un delito contra la integridad moral, daños, lesiones y desórdenes públicos.

'Las víctimas tienen que ser protegidas, especialmente si son personas desvalidas como en este caso, pero los acusados merecen una respuesta penal mesurada y adecuada. Y el juez eso no lo puede hacer por sí solo'. Esa es la reflexión que hace Iñaki Rivera, director del Observatorio del Sistema Penal y de Derechos Humanos de la Universidad de Barcelona. En su opinión, los jóvenes 'no pueden ser abandonados en la cárcel, sin más, porque el gran reclamo de la justicia penal es que el juez pueda trabajar con asistentes sociales, psicólogos y criminólogos', algo que sucede en pocas ocasiones. 'Mal vamos si sólo pedimos ley y orden', asegura Rivera.

El psiquiatra Ortega Monasterio afirma que existe un líder y que el resto son dependientes

Ramon Parés, secretario de Ejecución Penal del Departamento de Justicia de la Generalitat, admite sin reparos que se trata de una historia muy atípica y sorprendente. 'Los casos de violencia gratuita habían descendido en los últimos meses y pensábamos que ya había pasado la época de las agresiones de skins', asegura. Parés explicó que la Administración, en este caso penitenciaria, no regateará medios con los jóvenes mientras estén en la cárcel, pero que una vez recuperen la libertad 'necesitarán ayuda'. Es probable que si se prolonga unas semanas su estancia en prisión se acojan a un programa de delitos violentos, algo que deberá empezar a considerar el equipo que les trata. Ayer mismo fueron entrevistados por un psicólogo y un educador.

Luisa María Prieto, magistrada de instrucción de L'Hospitalet de Llobregat y portavoz en Cataluña de Jueces para la Democracia, aporta otro punto de vista. 'O son unos psicópatas que disfrutan con el mal ajeno, algo que ha existido en todas las épocas de la humanidad, o no tienen ninguna desviación de conducta y lo único que les mueve es una extrema crueldad', afirma. Si finalmente fuese así, la juez asegura: 'El derecho penal tiene que ser muy duro con ellos y es cierto que hace falta una respuesta ejemplar, pero debemos preguntarnos también qué motivos les ha llevado a actuar así'.

Leopoldo Ortega-Monasterio, presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría Forense, entiende: 'Por lo que he leído, son jóvenes con una desviación psicótica'. La duda que le asalta es si se trata de 'una crisis transitoria juvenil' o de una patología que seguirán sufriendo en el futuro. En cualquier caso, él opina que dentro del grupo existe, con toda probabilidad, un líder, 'que ha llevado al resto a esa dinámica perversa de violencia'. Ese líder, prosigue Ortega-Monasterio, 'encuentra satisfacción con el sufrimiento ajeno y, además, eso es algo que le sirve para ratificar su liderazgo dentro del grupo'. ¿Y el resto de la banda? El psiquiatra tiene claro que se trata de personas 'pasivo-dependientes y que se autoafirman a través de su vinculación al grupo'. En su opinión, 'cuesta creer que los siete detenidos sean todos tan perversos'. Esta reflexión no desentona con el hecho de que todas las grabaciones las realizara uno de los tres encarcelados, según fuentes judiciales.

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Y otro dato que tener en cuenta, recuerda el psiquiatra. Todos consumían drogas, un desinhibidor del autocontrol de la persona que potencia la agresividad. El abogado de uno de los detenidos que quedó en libertad aseguró ayer a la agencia Efe que su cliente estaba 'avergonzado y arrepentido'.

Las víctimas están atemorizadas. A ellas tampoco les basta con el Código Penal.

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