Un escritor aislado
Franz Kafka nació en Praga en 1883. Su padre -un tendero pragmático, irascible y grosero que tiranizó a toda la familia- despreció constantemente la obsesiva dedicación de su hijo a la literatura, una actividad que consideraba improductiva y hasta nociva para la salud.
Franz fue un estudiante y empleado ejemplar y obediente que en su fuero interno vivía desgarrado por el deseo de rebelarse contra las autoridades opresivas que regían su vida. Judío en Austria-Hungría, un imperio cuyo principio de cohesión era el catolicismo, su formación intelectual moderna le impidió también sentirse cómodo con su propia herencia hebrea. Por otro lado, prefirió escribir en alemán viviendo en Bohemia, un territorio de lengua eslava. Este cúmulo de particularidades lo convirtieron en un desarraigado incapaz de salir de su propio aislamiento.
En 1902, estudiando Derecho en la Universidad de Praga, conoció a Max Brod, que se convertiría en su mejor amigo y, tras su muerte, en su albacea literario. Animado entre otros por Brod, un reacio Kafka se decidió a publicar algunos de sus escritos en vida. La metamorfosis aparece en 1915 y luego le seguirán En la colonia penitenciaria (1919) y dos libros de relatos: El médico rural (1919) y Un artista del hambre (1924).
Kafka le pidió a Brod antes de morir que destruyera todos sus manuscritos. Lejos de ello, Brod corrigió y publicó El proceso, El castillo y América entre 1925 y 1927. Después irían apareciendo otros textos de menor extensión como los que se reúnen en La gran muralla china (1931).
El éxito póstumo de Kafka despertó el interés por su vida privada. A partir de los años cincuenta, poco a poco, se publican textos como la Carta al padre, las Cartas a Milena y las Cartas a Felice. Estas últimas, retratan a un hombre inteligente y encantador a la vez, escindido entre su deseo de consagrarse ascéticamente a la literatura y, por otro lado, formar una familia. Con Felice Bauer, Kafka estuvo prometido dos veces. Tras una ruptura en 1914 se alejó definitivamente de ella en 1917, cuando se le diagnosticó una tuberculosis. Siete años después, el 3 de julio de 1924, moría en el sanatorio de Kierling, cerca de Viena.
Babelia
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