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LA SITUACIÓN EN EL PAÍS VASCO

"Llamé a su madre, vi que no lo sabía y no me atreví a decírselo"

Florentina Montes, vecina de Cuturraso (Langreo, Asturias) es tía del cabo de la Guardia Civil Juan Carlos Beiro, que fue asesinado por ETA el pasado martes en la localidad navarra de Leitza cuando intentaba desmontar una pancarta en la que sus asesinos habían escrito 'G.C. jo ta bertan hil, Gora ETA (Guardia Civil dale y mátalo ahí mismo, viva ETA)'. Florentina contó en los micrófonos de Radio Nacional de España como vivió la familia del agente la terrible noticia de su muerte.

'Fue algo horrible de explicar, el que sea padre se puede poner en nuestro lugar', explicó la tía del fallecido con serenidad y resignación. 'Una cosa tan inesperada, en la flor de la vida, con los dos niños... [Juan Carlos Beiro era padre de mellizos de seis años] En fin, fue una cosa que no se puede describir', afirmó Florentina que casi incapaz de dar explicaciones alcanzó sin embargo a razonar: 'Si a uno le viene una muerte natural, un accidente de coche... pero que algún desalmado así, se dedique a segar vidas humanas sin comerlo ni beberlo...'.

Nadie avisó a la familia de Juan Carlos Beiro de la muerte del agente. Tanto Florentina como su hermana, la madre del guardia civil, conocieron los hechos por los medios de comunicación. 'Su madre se enteró por la televisión', explicó la tía. 'Yo ya lo sabía y la llamé pero, por la manera que tuvo de contestar, yo vi que no sabía nada y no me atreví a decírselo', reconoció Florentina, que parecía que no quería creerse la trágica noticia. 'No había escuchado bien el nombre y no estaba muy segura [de si el muerto era Juan Carlos], aunque me había llamado mucha gente para decírmelo', recordó.

'Un impacto terrible'

Familiares y amigos que habían tenido noticias del asesinato llamaron a casa de la madre de Juan Carlos que sólo entonces decidió sentarse delante del televisor. 'Fue lo primero que vio, la noticia de [la muerte] de su hijo', relató su hermana a Radio Nacional. 'Imagínese, fue un impacto terrible', añadió Florentina. 'Le quedará una secuela para toda la vida'.

Hacía dos años que Juan Carlos había ascendido a cabo. Fue entonces cuando le destinaron a Navarra. Trabajó primero en Pamplona, pero su empleo allí no le llenaba y pidió el traslado a Leitza, donde pasó sus últimos dos meses.

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'Vivía su actividad profesional a tope', recordaba orgullosa ayer su tía Florentina. '[En Pamplona] estaba en una oficina, pero a él eso no le iba', añadió. 'Lo que a él le gustaba era la calle. Le gustaba patrullar y por eso lo pidió voluntariamente'.

Pero Juan Carlos encontró la muerte cuando se dedicaba a lo que más le gustaba. 'Ahora estaba muy contento porque hacía lo suyo. No sabía lo que le esperaba'.

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