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Un nuevo eje económico para Cataluña

Pasqual Maragall ha propuesto la creación de un nuevo eje económico para Cataluña que, partiendo de Lleida por Tàrrega, Cervera, Igualada, Manresa, Vic y Olot, llegue a la frontera francesa, con objeto de conseguir que la actividad económica, tradicionalmente concentrada en el corredor del Mediterráneo, se expanda hacia la Cataluña interior.

Una idea tan simple debe acabar con el mito nacionalista-conservador del desequilibrio territorial y de la macrocefalia de la región metropolitana de Barcelona, construido a base de muchas palabras pero sin ningún proyecto político para reorientarlo.

Josep Oliveras, catedrático de Análisis Geográfico de la Universidad Rovira i Virgili, explica que el territorio de Cataluña, después del franquismo y de 20 años de gobierno de CiU, se ha convertido en una 'media luna' (un cruasán) con una parte central muy rica y gorda (la región metropolitana de Barcelona), y con unos cuernos que se extienden por todo el litoral: por el Norte hacia unas comarcas de Girona potentes gracias al turismo y a la pequeña y mediana industria; por el Sur, el cuerno de la abundancia llega hasta el Camp de Tarragona, con el fuerte dinamismo de la industria petroquímica y el empuje del sector turístico. El resto de Cataluña (fuera del cruasán) sería un importante vacío, si exceptuamos algunas ciudades y su zona de influencia, como el área urbana de Lleida (agroindustria) o Manresa y Vic en la Cataluña central.

Maragall nos propone que unamos entre sí estas ciudades dinámicas del interior a través de un gran eje de comunicaciones viarias y ferroviarias y convirtamos ese territorio en la gran zona de expansión logística de Cataluña. Las tierras de Poniente (Lleida) y la Cataluña central pueden ser ese territorio que Cataluña necesita para continuar su competitividad económica.

Este salto del litoral al interior, que tanto necesitamos, requiere una acción de gobierno ambiciosa, que diseñe este eje de la Cataluña interior y que realice el desdoblamiento del Eix Transversal (que aún está por terminar entre Cervera y Les Oluges); que plantee a medio plazo un nuevo eje ferroviario mixto para mercancías y pasajeros de Lleida a Igualada-Manresa-Vic y de esta ciudad, con dos ramales, hasta la frontera francesa (por Puigcerdà y por Portbou); que impulse los centros intermodales del transporte de tierras de Poniente y la Cataluña central, y que pueda disponer de un aeropuerto de aviación general y carga en Lleida.

Maragall ambiciona dos grandes ejes económicos de Cataluña que sean complementarios y no antagónicos, el corredor litoral y el eje central, que para su operatividad deben estar perfectamente relacionados por ejes radiales que los unan entre sí y los enlacen con los puertos de Barcelona y Tarragona. Éstos son: el eje de la agroindustria (viario y ferroviario), que, partiendo de Tarragona y pasando por Montblanc, conecte con el eje transversal (quizá en Tàrrega); el eje diagonal, que salga del puerto de Vilanova y llegue a Manresa (por Vilafranca e Igualada); el Eix del Llobregat (Barcelona-Manresa-Berga), y el eje del Ter (Barcelona-Vic-Ripoll-Puigcerdà), con sus correspondientes vías férreas. El nuevo eje de la Cataluña interior o Eix Transversal actuará de columna vertebral de la que partirán las costillas hacia la costa y hacia el Pirineo. Estas costillas pirenaicas -que han de extenderse desde el Eix Transversal e irradiar el dinamismo hacia los Pirineos- serán los ejes de los ríos: Noguera Ribagorçana, Noguera Pallaresa, Segre, Llobregat y Ter.

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Los grandes ejes de Cataluña que proponemos (el del litoral y transversal) junto con sus enlaces no deben limitarse a articular el mercado interior, sino que tienen que permitir ampliar el mercado de Cataluña hacia el conjunto de España y de Europa.

Si pensamos en una Cataluña abierta que aspire a ser el centro de una eurorregión de 16 millones de habitantes, tendremos que plantear que el Eix Transversal

continúe por Aragón y Zaragoza y articularlo con el valle del Ebro y así llegar al País Vasco; además, el corredor litoral deberá completarse hacia Valencia y Francia, y el eje de la agroindustria, enlazar con Lleida y Zaragoza para convertir el puerto de Tarragona en el puerto de Aragón y de la agroindustria catalana, y que la línea de Barcelona-Puigcerdà sea una de las grandes salidas de mercancías del puerto de Barcelona.

El territorio litoral, esta ciudad continua, empieza a mostrar síntomas de saturación y las voces sensatas exigen la protección de los pocos espacios libres disponibles. Por otra parte, las grandes infraestructuras de este corredor (N-II, autopista A-7, N-340, tren convencional, Euromed, AVE) están congestionadas y no pueden dar eficaz cabida a la creciente demanda de movilidad. Los últimos accidentes de tren en la zona de Torredembarra son un síntoma de esta congestión y de la imposibilidad de compatibilizar el tráfico de trenes de alta velocidad, regionales, mercancías y cercanías.

Los nacionalistas han tenido más de 20 años para proponer un nuevo modelo territorial de Cataluña y han sido incapaces de hacerlo, porque el discurso del antibarcelonismo y del desequilibrio territorial les ha dado votos en Lleida, Tarragona y Girona. CiU ha usado el discurso victimista para pescar votos, aun a costa de perjudicar al país, inhibiendo las energías de la Cataluña interior que ahora nos proponemos liberar.

Maragall plantea un ambicioso proyecto, que permitirá irradiar la actividad económica desde la línea litoral y la región metropolitana de Barcelona hacia el conjunto del territorio, aprovechando el dinamismo de la red de ciudades interiores, acabando con la Cataluña cruasán para pasar a la Cataluña ensaimada, partícipe del crecimiento económico y con igualdad de oportunidades para todos.

Manel Nadal es diputado del PSC-CPC y consejero de Infraestructuras del gobierno alternativo de Pasqual Maragall.

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