Jessica Lange llega al festival en la plenitud de su madurez

La actriz Jessica Lange llegó ayer muy temprano a San Sebastián. Acompañada por su hermana Anne y con sus ojos marrones ocultos tras unas gafas de sol, fue recibida en la puerta del hotel María Cristina por el director del certamen, Mikel Olaciregui. Mientras su compatriota Francis Ford Coppola (premio especial Donostia) se paseaba con camisa hawaiana por la ciudad, la protagonista de El cartero siempre llama dos veces -la película que interpretó junto a Jack Nicholson- se recluyó en el hotel para descansar del largo viaje desde Estados Unidos y prepararse para recibir mañana el premio Donostia por toda una carrera plagada de éxitos populares y artísticos.

Jessica Lange (Minnesota, 1949) saltó a la fama en 1976. Tenía 25 años y gracias al remake de King Kong se convirtió en una belleza de moda en Hollywood. Unos años después, con El cartero siempre llama dos veces, la actriz alcanzó el status de sex symbol. Supo no encasillarse y su trayectoria creció de manera impresionante en pocos años. Destacan sus dos Oscar, como mejor actriz por Las cosas que nunca mueren (Blue sky, 1994) y como mejor actriz de reparto por Tootsie, en 1982. Ese mismo año, Lange estuvo también nominada como mejor intérprete principal por Frances.

Retirada durante algún tiempo en un rancho junto a sus hijos y su marido, el dramaturgo y actor Sam Shepard, la actriz sufrió hace unos años una fuerte crisis profesional al interpretar en Broadway a Blanche du Bois en Un tranvía llamado deseo. Las críticas no fueron afortunadas y ella afirmó que estaba dispuesta a retirarse. Pero, a pesar de la amenaza, la actriz ha vuelto a rodar dos películas: Prozac Nation, con Christina Ricci, y Masked & Anonymous.

Mañana, Jessica Lange recibirá el homenaje de un festival que ha querido destacar la filmografía de una mujer que supo trascender su belleza para convertirse en una actriz capaz de casi todo.