Educación impone comidas con menos grasas y más hidratos de carbono en los colegios

Un equipo de técnicos de la Fundación Española de Nutrición empezará en breve a controlar que los menús escolares cumplan los valores nutricionales marcados por la Consejería de Educación en un decreto del pasado mes de mayo. Los técnicos acudirán a los colegios, sin que lo sepan sus responsables, y se llevarán muestras de los menús para averiguar su composición nutricional.

La comida del mediodía debe proporcionar al niño una tercera parte de todos los nutrientes que éste necesita a lo largo del día. En total, según las sociedades médicas, un niño debe consumir algo más de 2.000 calorías diarias. De ellas, más de la mitad, entre el 55 y el 60%, deben proceder de los hidratos de carbono, principlamente del tipo complejo (pan, arroz, pasta, verduras, legumbres...). Entre un 12 y un 15% las deben proporcionar las proteínas (carnes, pescados y huevos, principalmente) y el resto, del 30 al 35%, las grasas.

Para ceñirse a estas recomendaciones, Educación obliga a que el menú escolar incluya cada día un alimento de cada uno los cuatro grupos siguientes: fruta, verduras u hortalizas, un alimento rico en hidratos de carbono complejos y otro rico en proteínas.

Agua como única bebida

Educación también impone que algún día de la semana se incluya un producto lácteo como alimento final de la comida, pero sin que en ningún caso sustituya a la fruta. El agua es el único líquido que pueden beber los niños a lo largo de la comida, y los refrescos de cola o de frutas están prohibidos por su alto contenido en azúcares.

La variedad de los menús no debe ceñirse solamente a los alimentos, sino también a su forma de elaboración. Así, las empresas deben alternar los procesos culinarios utilizados, como la plancha, los fritos, los estofados, etcétera.

Una investigación llevada a cabo por el Servicio de Epidemiología de la Consejería de Sanidad de Madrid, concluida hace unos meses y presentada hace dos semanas en un congreso médico en Barcelona, ha puesto de manifiesto que los menús escolares de los últimos cursos tenían algunos desequilibrios nutricionales significativos.

Este estudio se realizó en 87 colegios de la región (41 públicos y 46 privados) e investigó los menús consumidos por niños de entre 6 y 12 años en mayo y junio de 2000. Las conclusiones no revelan diferencias significativas entre la calidad nutricional de la comida ofrecida por los centros públicos y los privados.

El estudio concluye que el consumo de grasas en los comedores escolares superaba en un 15% lo recomendado por la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria (SENC). Así, el 39,6% de las calorías consumidas por los niños procedía de las grasas (lo recomendado es entre el 30 y el 35%). Igualmente elevado era el consumo de proteínas: 18,3% en lugar del 12 al 15% establecido por la SENC.

Los hidratos de carbono, por el contrario, estaban 'muy por debajo de lo recomendado (más del 55% de la ingesta calórica)'. 'En ninguno de los colegios estudiados, los hidratos llegan a proporcionar más del 50% de las calorías y en uno de cada cuatro los menús ofrecen menos del 40% de hidratos de carbono', señata el estudio de Sanidad.

Las conclusiones de Sanidad también alertan sobre los altos niveles de colesterol consumidos por los niños: 'El aporte medio de colesterol es de 149,1 miligramos, cantidad claramente superior a los 100 miligramos recomendados para la comida del mediodía', argumenta el informe. La cantidad de fibra, vitaminas y minerales consumida por los niños, según las conclusiones del estudio, sí es satisfactoria en general.