Dos metros cuadrados para cada inmigrante en Canarias
Los Gobiernos central y autónomo, los cabildos y los alcaldes aprobarán el martes la construcción de seis centros de internamiento
El número de africanos indocumentados que permanecen detenidos en Canarias (1.315) iguala prácticamente al de habitantes censados en Valverde, la capital de la isla de Hierro (1.427). Este dato da idea de la magnitud que ha alcanzado el problema de la inmigración irregular en el archipiélago.
Todos los centros de internamiento se hallan desbordados. En los 1.500 metros cuadrados de la vieja terminal del aeropuerto de Fuerteventura permanecían encerradas ayer 703 personas; es decir, cada una de ellas sólo disponía de dos metros cuadrados de espacio vital.
La gravedad de la situación ha empujado al Gobierno central, al Ejecutivo autónomo y a las instituciones insulares y locales a aparcar dos años de enfrentamientos a cara de perro. El próximo martes se reunirán en Las Palmas para decidir la ubicación definitiva de seis centros de atención y de internamiento para 1.500 extranjeros.
Desde el 1 de enero han desembarcado en las islas 5.758 indocumentados. De ellos, han sido repatriados 2.075, la mayoría marroquíes. Además, desde el 5 de junio han sido trasladados a centros de internamiento de la Península otros 590. Y la policía ha recibido órdenes de hacer la vista gorda para que una cantidad indeterminada pueda volar a Madrid con una orden de expulsión imposible de ejecutar como toda documentación. Pero todas estas medidas se han revelado insuficientes frente al constante flujo de pateras procedentes de las costas del sur de Marruecos y del Sáhara Occidental.
El caso de Tenerife
Mientras esto sucedía en las islas orientales, las autoridades de Tenerife,la mayor de las occidentales, miraban hacia otro lado. La Agrupación Tinerfeña Independiente (API), integrada en el Ejecutivo de Coalición Canaria, que controla el cabildo y el ayuntamiento de la capital, ha sido criticada por resistirse a facilitar suelo sobre el que construir centros de retención de extranjeros.
Desde el pasado 5 de julio, fecha en la que el Gobierno central comenzó a trasladar inmigrantes desde Canarias a varias provincias de la Península, políticos de varias tendencias han denunciado la paradoja de que ciudades tan lejanas del archipiélago como Barcelona, Valencia o Madrid han mostrado 'más solidaridad' con las islas orientales que su vecina Santa Cruz de Tenerife.
El compromiso del Gobierno de Canarias para proporcionar el próximo martes al Ejecutivo central terrenos en los que pueda edificar tres centros de internamiento de extranjeros (CIES) en Lanzarote, Fuerteventura y Tenerife, ampliar y doblar la capacidad del de Las Palmas y levantar instalaciones de primera acogida en esta última ciudad y en Santa Cruz de Tenerife contribuirá a aliviar esta situación.
En teoría, los nuevos centros supondrán la desaparición de la vieja terminal del aeropuerto de Fuerteventura y del antiguo cuartel de la Legión de El Matorral (donde están detenidas 285 personas). Pero es dudoso que, dada la velocidad a la que aumentan los inmigrantes y el tiempo que requieren las obras, las nuevas instalaciones no queden desbordadas desde el primer momento.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.