Fantasmas

¿Todas las personas que desaparecen cada año de las estadísticas, cuyo rastro se pierde de una u otra forma, lo hacen voluntariamente? Esta pregunta parece ser la que ordena todo el material dramático de Nos miran, de Norberto López, apoyado en un guión que firma Jorge Guerricaechebarría.

Qué haya quedado del guión original, y qué no, es algo que no se sabe, pero las sospechas sobre sus disfunciones tienen mucho que ver con la forma cómo se desbaratan las buenas ideas, que las hay casi todos los momentos en que se materializan los buscados, su aparición por obra y gracia de espejos y cámaras, una idea que habría agradado tanto a Borges como a Iván Zulueta, en él contenidas.

Rupturas de la verosimilitud, la forma en que comienza a actuar el inspector Carmelo Gómez, aceleraciones narrativas inopinadas, la forma en que todo se precipita después de la primera, y sin duda mejor, hora del metraje y soluciones un tanto tramposas -el epílogo, por ejemplo- arrojan sombra sobre una película desequilibrada, que malogra sus hallazgos y la seguridad con que parece narrada por torpezas impropias aún en el caso de un director debutante.