Las segundas reservas del mundo
Sadam Husein asegura que Estados Unidos quiere su petróleo. Tal vez no sea tan sencillo, pero la importancia del oro negro en la actual crisis con Irak tampoco puede desestimarse. Algunos analistas apuntan que con el petróleo iraquí en manos de un régimen agradable a Washington, Arabia Saudí perdería su relevancia estratégica.
Irak guarda en su subsuelo las segundas mayores reservas del mundo, después de las saudíes. Sus 112.500 millones de barriles estimados constituyen el 10,7% del total global, según varias publicaciones especializadas. Pero este país siempre ha reivindicado más reservas de las aceptadas por la industria petrolera y los bancos. Algo que, según Paul Tempest, vicepresidente del Instituto Británico de Economía Energética, 'respalda una corriente de la comunidad geológica y los departamentos de explotación de importantes multinacionales petroleras'.
Antes de su invasión de Kuwait, en agosto de 1990, los pozos iraquíes proporcionaban una media de 3,5 millones de barriles diarios, justo por debajo de su vecino saudí. Sin embargo, después de 12 años de sanciones internacionales sus infraestructuras apenas le permiten extraer una parte. Algunas fuentes aseguran que sin sanciones podría duplicar esa cifra. Tal posibilidad haría peligrar la existencia de la OPEP, el cartel creado en 1960. Pero no está claro que, incluso con la ayuda de inversiones internacionales (Irak ya ha firmado algunos contratos preliminares con empresas rusas, francesas y chinas), que la recuperación fuera tan inmediata.
Según el ministro iraquí de Petróleo, Amer Rashid, sólo 24 de sus 73 pozos están en activo. De hecho, bajo el programa humanitario Petróleo por Alimentos, su producción alcanzó un máximo diario de 2,6 millones de barriles en 1999 y 2000, desde los 0,3 millones en 1991. Esa cantidad se redujo el año pasado hasta los 1,7 millones de media, tanto por razones técnicas como políticas: Bagdad cerró las espitas para tratar de iniciar un embargo árabe en apoyo de la Intifada palestina. Este año, su caída hasta los actuales 370.000 barriles se debe a un nuevo sistema de control de la ONU para evitar las comisiones ilegales que el régimen recibía de los intermediarios. No obstante, diversas fuentes estiman que otros 400.000 barriles logran cruzar ilegalmente sus fronteras con Turquía, Siria y Jordania.
La mayor incertidumbre en caso de una guerra contra Irak es el precio que alcanzaría el petróleo, ya que, tal como recordaba Tempest en una reciente conversación con este diario, 'no tiene sentido mirar los números de la industrias sin tener en cuenta la compleja situación política'. En el peor de los casos, el barril de crudo podría alcanzar los tres dígitos, tal como ha advertido el jeque Yamani, el que fuera poderoso ministro saudí de Petróleo durante 24 años.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.